La batalla empresarial entre ACS e Iberdrola se trasladó hace un año a los tribunales, cuando la segunda acusó a la primera de irregularidades contables; y ésta le replicó solicitando la impugnación de la Junta de la eléctrica.
Este culebrón judicial ha escrito su, por el momento, último capítulo en el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Madrid. Allí, el juez titular, Carlos Nieto, ha dado la razón a Iberdrola y ha obligado a ACS a destapar la letra pequeña del acuerdo de equity swap (un tipo de derivado) firmado con Natixis.
A través de este instrumento financiero, ACS controla el 5,165% del grupo dirigido por Ignacio Sánchez Galán (en total posee un 14,95%). Pero, la eléctrica sospecha de irregularidades en el contrato del derivado, ya que considera que la constructora no se apunta el deterioro del valor de la acción, que cifra en 300 millones de euros.
Sin embargo, en la documentación enviada al supervisor alemán (Bafi), por la opa que la lanzado sobre la constructora Hochtief, ACS asegura que, cuando renovó por primera vez el equity swap, en el primer trimestre de 2009, hizo varios cambios.
El primero consistió en rebajar en 3,5 millones el número de acciones de Iberdrola controladas a través de este derivado (pasaron de 259.939.800 a 256.371800 títulos). El segundo, apuntarse una multimillonaria pérdida por la caída del valor de las acciones de la eléctrica.
En concreto, ACS reconoce que "los cambios en el valor razonable de los derivados antes mencionados en el ejercicio 2008 afectaron a la cuenta de resultados en este período con una pérdida neta de 648,18 millones de euros, que se reconoció en los cambios en el valor razonable de instrumentos financieros".
Dicho de otro modo, para poder renovar el equity swap, operación que ejecutó en el primer trimestre de 2009, ACS tuvo que sacrificar 648 millones, casi una cuarta parte de los 2.306,9 millones que a día de hoy tiene invertidos en este vehículo, para poder controlar el 5,1% de Iberdrola.
Suma y sigue, porque el pasado mes de junio, la constructora volvió a prorrogar el equity swap, en esta ocasión hasta marzo de 2010, y volvió a pagar un peaje por ello.
En concreto, la compañía presidida por Florentino Pérez asegura que el apunte negativo de 196 millones en la variación de la deuda efectiva neta de los nueve primeros meses de este año responde a "la extensión del equity swap sobre Iberdrola, registrada como una inversión y un aumento de la deuda en el balance, pero no considerado como una salida de efectivo".
A estos impactos negativos se suman los 1.433 millones que ACS ha puesto como garantías subordinadas por el otro 7,1% de la eléctrica, que controla de manera directa a través de la sociedad Montecarmelo, también debido a la caída de la eléctrica en bolsa.
No obstante, de cara a una eventual obligación de ejecutar el equity swap, Florentino Pérez puede respirar tranquilo, ya que esta opción sólo se produciría si el título de Iberdrola se desplomara un 30% y cayera por debajo e 4 euros.
En tal caso, eso sí, tendría un serio problema, porque debería desembolsar de golpe 2.306,9 millones.
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