Madrid y Washington "tienen la intención de negociar lo antes posible un acuerdo (...) para el saneamiento del lugar de Palomares y organizar el almacenamiento del suelo contaminado en un lugar adecuado de Estados Unidos", se puede leer en una declaración de intenciones difundida en Madrid.
En enero de 1966, un bombardero B-52 del ejército del aire estadounidense y un avión abastecedor KC-135 chocaron en pleno vuelo haciendo caer dos bombas termonucleares en la localidad española de Palomares, en el sur del país. Aunque no explotaron, provocaron la dispersión del plutonio al romperse.
Según un acuerdo entre ambos países, Washington se había comprometido a pagar una indemnización anualmente a España para financiar las pruebas de contaminación en la región y los análisis de sangre regularmente efectuados a los más de mil habitantes de Palomares.
El monto de esta indemnización era de 314.000 euros anuales pero se dejó de ingresar en 2010.
Antes y después, desde hace 15 años, los dos países trabajaron conjuntamente "para asegurar la salud y la seguridad de las personas" próximas al lugar del siniestro, señaló el secretario de Estado estadounidense John Kerry en una rueda de prensa en Madrid, felicitándose de la firma de esta declaración de intenciones para sanear Palomares.
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