Concluyen que generan desigualdad

La alta función pública pide 'auditar' los horarios en los gabinetes de altos cargos

  • Fedeca atribuye a las jornadas sin fin de los puestos de libre disposición la menor representación femenina en cargos directivos de la Administración.
Fotografía oficina de noche.
Fotografía oficina de noche.

El Instituto de Crédito Oficial (ICO) acordó con los sindicatos hace unas semanas una medida revolucionaria en el ámbito de la Administración: salvo causa de fuerza mayor no se convocaría ninguna reunión más allá de las cuatro de la tarde. Esta medida de racionalización horaria, implantada hace tiempo en muchos rincones de la empresa privada y que es un hábito ya asentado en buena parte de los países europeos, es insólita en el ámbito de la Administración Pública, donde se siguen convocando con normalidad reuniones más allá de las seis de la tarde y donde iniciativas como la adoptada hace 15 años por el entonces ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, para no atender más que cuestiones de emergencia pasadas las seis se ven como una excentricidad.

Otro ejemplo ilustra el compromiso de las autoridades políticas domésticas con el asunto. El acuerdo de Gobierno entre PSOE y Podemos para esta legislatura incluye un párrafo de redacción conmovedora: "Para favorecer la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, y la necesaria corresponsabilidad entre hombres y mujeres, promoveremos un pacto social y político por la racionalización de los horarios". Ya no es sólo que el acuerdo de marras se gestara en reuniones maratonianas hasta altas horas de la madrugada o que su convalidación parlamentaria -investidura de Sánchez incluida- se celebrara en pleno Puente de Reyes, es que desde su puesta en marcha el Gobierno no ha cambiado ni un ápice la inercia de reuniones vespertinas y ruedas de prensa nocturnas que han caracterizado la acción gubernamental desde siempre.

Si eso ocurre en la parte 'pública' de la agenda, lo de las dinámicas internas es aún más grave. Las jornadas maratonianas que se inician a primera hora de la mañana y finalizan bien entrada la noche son habituales en los gabinetes de los altos cargos, en los que la conciliación se resuelve a duras penas y a espaldas de cualquier clase de control horario. "La instrucción de horarios de la Función Pública se incumple de forma sistemática en los gabinetes de los altos cargos y esto está interiorizado por tratarse de puestos de especial dedicación", explican desde la organización que agrupa a los cuerpos superiores de la Administración (Fedeca), de dónde se nutren en buena medida los gabinetes de los altos cargos.

Sin embargo, semejante dinámica no sale gratis. Según los datos que maneja Fedeca, mientras en el conjunto de la Administración la representación entre hombres y mujeres es equilibrado o incluso un poco más favorable a las mujeres, en los niveles más altos de la Función Pública (28-30) y en los puestos predirectivos o directivos de la Administración esa relación se invierte con una mayoría de hombres (alrededor del 60%) frente a una minoría femenina (40%). Los representantes de la Alta Función Pública consideran que ese fenómeno no es ni mucho menos ajeno a ese patrón horario.

"Hay una realidad cultural y es que las mujeres continúan ocupándose más de los cuidados familiares que los hombres. Esa realidad hace que muchas funcionarias de cuerpos superiores de la Administración renuncien a ocupar puestos que tal y como están configurados a día de hoy impiden cualquier conciliación con la vida familiar por los horarios de trabajo que exigen", explica Pilar Madrid, portavoz de la Comisión de Igualdad de Fedeca. "Tenemos que acabar con esa cultura".

'Auditoría de horarios' de los gabinetes de altos cargos

El segundo Plan de Igualdad de la Administración del Estado preveía la realización de un análisis de los horarios en los niveles más altos de la Administración (28-30) con el objetivo de detectar cualquier práctica o hábito que pudiera perjudicar el acceso de la mujer a puestos directivos, como los datos parecen indicar. Nada se ha hecho en ese campo y ahora los cuerpos superiores de la Administración quieren tomar la iniciativa para 'forzar' al Ministerio de Función Pública y Política Territorial a realizar un análisis en profundidad de los horarios de los niveles más altos de la Administración para con ese diagnóstico en la mano analizar hasta qué punto influye en la infrarrepresentación de la mujer en los ámbitos directivos de la Función Pública.

"No hemos encontrado nada que indique ningún tipo de discriminación en el acceso a la Función Pública, pero sí detectamos desigualdades en el desarrollo de la carrera profesional", asegura Pilar Madrid. "No se puede explicar por un solo factor, pero sí consideramos que los horarios en determinados puestos contribuyen a esa circunstancia". "La alta función pública tiene que romper ese tabú", añade el presidente de Fedeca, Jordi Solé. "Estamos en una posición privilegiada para hacerlo y tenemos la voluntad de liderar la modernización en ese campo".

La élite del cuerpo de funcionarios del Estado entiende que el sistema actual supone un desperdicio de talento para la Administración, porque hay personas más que capacitadas para determinados puestos críticos que no optan a los mismos por su configuración en términos de jornada y horarios de trabajo.

Desde la organización que representa a los cuerpos de élite de la Administración se entiende que las nuevas tecnologías ponen a disposición de los gabinetes de los altos cargos medidas más que suficientes para racionalizar el horario de esos puestos, "sin perjuicio de la especial dedicación que se debe tener en momentos determinados", asumen desde la organización, pero también que es necesario un cambio cultural y medidas en otros ámbitos. Ahí señalan también los planes de formación y la correcta alineación de las medidas de conciliación de la vida laboral y familiar para que no consoliden el sesgo de género en la utilización de esas medidas de conciliación.

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