Amancio Ortega: ¿Por qué el hombre más rico de España nunca da la cara?

  • ¿Se puede permitir el más absoluto anonimato el dueño de uno de los mayores imperios textiles del mundo y del quinto valor del Ibex por capitalización bursátil? Si se analiza la trayectoria de Inditex en función de sus últimos resultados y de su historial en bolsa, la conclusión es que sí. 
E.Utrera

¿Les suena el timbre de voz de Amancio Ortega? Nunca lo han oído. ¿Saben cómo viste el dueño de Zara, la punta del iceberg del imperio Inditex? Sólo hay una imagen, la de la memoria del grupo, tan fría como políticamente correcta, y unos pocos robados en los que no es posible ver al empresario de cuerpo entero. ¿Cómo es en las distancias cortas el hombre más rico de España? No hace apariciones públicas, que delega en su actual esposa, Flora Pérez Marcote.

De un empresario sin voz, sin imagen y sin una personalidad conocida no cabe esperar, claro, ni una opinión sobre la difícil situación económica que atraviesa el país ni, mucho menos, sobre el grupo del que es accionista mayoritario con el 60% del capital. La cuestión es si se puede permitir el más absoluto anonimato el dueño de uno de los mayores imperios textiles del mundo y del quinto valor del Ibex por capitalización bursátil.

Si se analiza la trayectoria de Inditex en función de sus últimos resultados y de su historial en bolsa, la conclusión es que sí.Hoy, Inditex ha publicado un beneficio neto de 628 millones en el primer semestre de su año fiscal, un 68% más. Y lo que es más importante, por encima de lo que habían previsto los analistas.

Mientras, la cifra de negocio se ha disparado hasta los 5.525 millones y las ventas en superficie comparable han crecido un 5%. ¿Y en bolsa? Muy bien, gracias, en máximos históricos y a un pasito de Arcelor Mittal y nada menos que BBVA–al que ha superado en alguna ocasión- por valor de mercado.Y eso sin una aparición pública del presidente.

Nada que ver con las festivas fotografías de Emilio Botín en cada gran premio de Fórmula 1, con las constantes apariciones de César Alierta teléfono móvil en mano o brindando con champán tras recibir la Medalla de Oro de la Americas Society, o las menos habituales de Francisco González apoyando el patrocinio de BBVA a la liga de fútbol.

De momento, la velocidad de crucero que luce Inditex permite a Ortega vivir al otro lado del espejo público. Siempre puede escudarse el empresario gallego en el perfil de ese ‘comparable’ llamado Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés, el primer espada de la distribución en España y de la discreción… tras el empresario gallego. Claro que hay apenas un par de diferencias, pero muy grandes: El Corte Inglés no cotiza en bolsa y su radio de acción no pasa de la Península Ibérica.

Mientras la empresa se hace cada vez más grande y sus marcas más internacionales, Ortega sigue siendo el mismo personaje misterioso de siempre. O, incluso, más. El hombre que en 1998 se dejó fotografiar por primera vez para aparecer en la memoria anual del grupo y calentar los motores del debut en bolsa no ha dado ni un paso más en lo que a su imagen pública se refiere.

Los que pensaron que una empresa pública –es decir cotizada- no podía tener al frente a un hombre sin rostro, se equivocaron. Da igual que sea un habitual en la lista de mayores fortunas de Forbes o que su compañía acabe dar el salto a ese mundo global que es Internet.

El caso es que Ortega puede seguir desayunando cada día en la cafetería más concurrida de A Coruña o pasear como un cliente más por una de sus tiendas. “Si a sus 74 años no ha tenido un solo ataque de protagonismo, ya no lo va a tener. Su círculo familiar y profesional más íntimo se encarga de cubrirle en los actos sociales”, señala uno de los asesores que ha tenido Ortega en los últimos años.

¿Quién es la cara visible de Inditex? En la gestión, Pablo Isla, el hombre que relevó al que hasta 2005 fue la mano derecha de Ortega, José María Castellanos. Y en el terreno que nos ocupa, lo público, Flora Pérez, la actual esposa del hombre más rico del país. Consejera del grupo, es también la cara pública de la que su marido rehúye.

Aunque sin excesos, no está incómoda antes los flashes de los fotógrafos cuando le toca representar al grupo, ya sea en las malas como en el funeral de la condesa de Fenosa, Carmela Arias, o en las buenas, como el concierto de Reyes de la Sinfónica de Galicia.

Desaparecida en combate está, de momento, su hija Marta Ortega, en pleno proceso de formación. Llamada a heredar el imperio, parece que se la ha tragado la tierra después de aquel posado en la revista ¡Hola! en 2006. Cuestión de estilo; el estilo de Amancio Ortega.

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