Aníbal Pérez-Liñán: "Latinoamérica permanece protegida de la crisis por haber diversificado su mercado hacia China y el Pacífico"

  • El politólogo y profesor en la Universidad de Pittsburgh (EEUU), Aníbal Pérez-Liñán, asegura que América Latina está en "un periodo de crecimiento económico y de euforia", pero advierte de que "en muchos países no es claro que ese crecimiento sea sostenible".

Aníbal Pérez-Liñán, profesor de CC Políticas en la Universidad de Pittsburgh (Foto: N. Savine)
Aníbal Pérez-Liñán, profesor de CC Políticas en la Universidad de Pittsburgh (Foto: N. Savine)
N. Savine
Antonio Kindelán, politólogo

--ÉSTA ES LA TERCERA DE CUATRO ENTREVISTAS A POLITÓLOGOS PARA ANALIZAR 'AMÉRICA LATINA A FONDO'. Puedes leer las anteriores, AQUÍ. Mañana domingo se publicará la última de la serie. El ecuatoriano Simón Pachano hablará del posible retorno del "autoritarismo vestido con ropaje democrático".--

China y Pacífico son términos cada vez más frecuentes entre los estudiosos de la política y la economía latinoamericana. Los viejos horizontes que miraban al gran vecino del Norte o a Europa, pierden fuerza frente a la atracción de los dragones. Se fragua un cambio de envergadura todavía incalculable.

En ello insiste Aníbal Pérez‑Liñán. Argentino de origen y profesor del Departamento de Ciencia Política en la Universidad de Pittsburgh (EEUU), ha paseado su prestigio académico por no pocas universidades, incluida alguna española. Destaca que "Latinoamérica está reubicándose en un nuevo mundo con muchos problemas".

¿Cuál es esa nueva posición que busca Latinoamérica y qué rasgos tiene?

Tiene varias caras. La parte optimista de la ecuación es que, sin duda, América Latina ha crecido en los últimos diez o quince años a una tasa de crecimiento importante en general y ha permanecido aislada de la crisis global, quizás por primera vez en su historia. América Latina, por su dependencia de los mercados internacionales y de las materias primas en general, siempre estuvo muy expuesta a las crisis de los países históricamente centrales.

Quizás por primera vez en su historia ha permanecido protegida de esta crisis global y ha mantenido una tasa de crecimiento muy alta. No necesariamente porque hoy en día sea menos dependiente de los mercados globales, sino porque parte de su mercado se ha trasladado hacia el Pacífico, hacia China; y esto en parte la ha protegido del golpe, de la caída de la situación.

Parece que el nuevo papel de China lo invade todo.

Sí, creo que esto es común a muchos países que están mirando a China como mercado para colocar sus productos primarios y como fuente de inversión también. El resultado es que eso va a dar a China influencia política muy importante en la región a largo plazo. Ahora, esta tasa de crecimiento que ha sido muy alta en los últimos años me parece que enmascara de alguna manera el hecho de que las economías latinoamericanas se están bifurcando.

Hay economías que se están consolidando como economías con la base estable para el crecimiento a largo plazo ‑como Brasil y Chile‑ y hay economías que son altamente impredecibles, como Venezuela, como Argentina, que están creciendo a un ritmo muy alto hoy en día pero que no sabemos cómo van a estar en cinco años.

Te refieres a que en algún país, como Venezuela después de Hugo Chávez, se podría tomar un rumbo u otro.

Sí, exacto. Creo que la cuestión fundamental ahí es que el crecimiento económico sostenido: requiere, por un lado una cierta protección de los vaivenes de los mercados internacionales, y quizás la diversificación de los mercados con China ha conseguido en parte esto por primera vez en la historia latinoamericana.

Pero también requiere una cierta protección de los vaivenes de la política interna y en algunos países todavía el marco institucional ha de conseguir estas protecciones, esta habilidad interna. Es decir, en algunos de esos países la economía sigue siendo muy dependiente de los ciclos políticos.

Desarrollo económico; con contradicciones, pero desarrollo. ¿Se puede decir lo mismo de la democracia: hay contradicciones pero también un desarrollo innegable?

Sí, por supuesto. Sobretodo si miramos América Latina a largo plazo, que es algo que nunca tenemos que olvidar. En el año 1977 en América Latina había muy pocos países que podían reclamar cierta pretensión de ser democracias. Costa Rica y Venezuela, que sin duda lo eran, y Colombia con sus problemas, pero todos los demás países estaban bajo dictaduras.

Hoy en América Latina realmente hay un país que claramente sigue siendo un régimen no democrático, que es Cuba, y otros países que están en situación dudosa y cuestionada internacionalmente, como Venezuela, pero hoy es una región fundamentalmente democrática.

¿Hay riesgo de vuelta atrás, al autoritarismo o pérdidas de calidad democrática?

Creo que es improbable que América Latina vuelva a ser una región autoritaria como fue en los años 70. Eso tampoco significa que uno tenga que confiar en la consolidación democrática como algo automático. Está claro creo que la consolidación democrática en América Latina va a ser tortuosa.

Hay presidentes que tienden a concentrar el poder, como en el caso de Venezuela o Ecuador. Hay congresos que tienden a abusar de su poder frente al presidente, como ha ocurrido recientemente en el caso de Paraguay. No es claro que los políticos estén dispuestos a aceptar las reglas de la democracia en forma plena, en un corto plazo, pero también es claro que los militares no están dispuestos a intervenir en política.

En América Latina se han extendido regímenes democráticos de corte presidencialista. Sin embargo, en los últimos diez años ha habido una docena de presidentes que no han acabado su mandato regular.

Ese es uno de los temas que me interesa más realmente en términos de investigación y creo que muestra en qué medida la política latinoamericana ha cambiado en los últimos 30 años y en qué medida no. Porque lo que ha ocurrido en los últimos 30 años es que los presidentes continúan siendo inestables, los gobiernos continúan siendo inestables.

Como en el pasado, los presidentes no tienen garantizado el fin de su mandato, pero hoy en día son destituidos generalmente por un juicio político del congreso o se ven forzados por la opinión pública a renunciar de manera anticipada.

El caso de Paraguay es un ejemplo típico en el cual el Congreso 'estiró' su interpretación del juicio político para aplicarlo realmente como si fuera un voto de censura en un régimen parlamentario, claramente abusando, creo yo, de su autoridad constitucional.

En otros casos, como en Bolivia en 2003 o en Argentina en 2001, el presidente renuncia anticipadamente en medio de la crisis pero lo interesante de esto es que si bien los presidentes continúan siendo inestables la democracia, no. Esto enseña que hay una dimensión muy importante de la política latinoamericana por la cual se conserva el patrón histórico de la inestabilidad política, aunque en una frecuencia menor, pero la transformación ya es tan profunda que no hay retorno posible al autoritarismo.

Sí, pero la democracia puede tener sus riesgos en la economía. Si no va acompañada de un mejor reparto de la riqueza, de menor pobreza al menos, la desafección y la apatía pueden ganar terreno.

Sí, fue el riesgo de la democracia sudamericana y desde el primer día que comenzó este período de transiciones democráticas.

Desde principios de los años 80 que se inician las instauraciones democráticas, en muchos países hubo que aguantar la crisis de la deuda externa, que terminó casi siempre con altos niveles de desigualdad, pobreza y episodios de hiperinflación, que son altamente traumáticos para cualquier democracia.

Después de eso hubo un periodo neoliberal de ajustes muy severos a la economía, que ahora Europa en parte está experimentando y que son muy dolorosos y generan insatisfacción con la democracia. Ese proceso produjo crecimiento por un periodo, pero después generó altos niveles de desempleo por lo cual también la experiencia fue muy dolorosa.

Sin embargo, ahora estamos viviendo un periodo de crecimiento económico y de euforia, pero en muchos países no es claro que ese crecimiento sea sostenible. La población latinoamericana siempre ha tenido este desencanto con el rendimiento económico y aún así, en general, ha permanecido relativamente comprometida con ella.

Además, la democracia es un proceso y por lo tanto los peligros de prácticas antidemocráticas o simplemente que socavan algunos de los fundamentos de la democracia existen no sólo en América Latina, sino incluso en las democracias más avanzadas. Es un tipo de riesgo que siempre está presente y que el desafío para los demócratas es justamente dar una respuesta dentro del marco democrático.

Casi nunca podemos afirmar algo de todo el continente. ¿Hay algo común? Más por derecho: ¿existe 'Latinoamérica'?

Es que las dos cosas son verdad. Depende cómo los cuentes. Son una veintena de países los que constituyen la región y cada país es muy diferente del otro, cada país tiene una historia muy particular, cada país tiene dinámicas políticas muy particulares. Pero lo mismo podría decirse de Europa.

Por supuesto creo que loque claramente marca la identidad de la región es que cuando uno sale de ese núcleo de países es más fácil comunicarse y entenderse y entender la lógica política de un colega latinoamericano que quizás el de un colega de otra región.

Existe claramente una identidad común desde las guerras de la independencia. Se constituyó una identidad común pero esta es la paradoja latinoamericana: con un idioma común que hace a esta región excepcional en términos internacionales y con una identidad común desde muy temprano, al mismo tiempo es una región que desde las guerras de la independencia se fragmentó enormemente y esto tiene que ver, en parte, con la política del personalismo y la reticencia de los lideres políticos a ceder poder a corto plazo.

Me parece entender que estás evocando algo de Cádiz y 1812.

La Constitución de 1812 y Cádiz son un momento muy especial en ese proceso histórico porque son quizás la última oportunidad histórica para constituir un proyecto de democratización, de desarrollo político, que realmente fuera un proyecto transatlántico.

El primer artículo de la Constitución de Cádiz dice que 'la Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios' y este proyecto político, si bien se quebró muy rápidamente por Fernando VII y por la respuesta política en América Latina, éste era un proyecto de unidad transatlántica. Se fragmentó muy rápidamente y tomó tanto para España como para América Latina quizás todo el siglo XX en recuperarse del fracaso de 1812.

*Aníbal Pérez-Liñán es doctor en letras por la Universidad de Notre Dame y profesor de Ciencias Políticas del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh (EEUU). Su investigación se centra en la democratización, la estabilidad política y el desempeño institucional en las nuevas democracias. Es experto también en partidos políticos y golpes militares.

--'AMÉRICA LATINA A FONDO': Recuerda que este domingo 2 de septiembre podrás leer la entrevista a Simón Pachano, politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de Ecuador.--

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