Su último libro ha sido traducido al mandarín

De Juan: "Haber perpetuado un exceso de liquidez en todo el sistema es malo"

El prestigioso economista de 90 años atiende al diario La Información y repasa la actualidad económica, el futuro de la banca y cómo debe ser su buen funcionamiento, los populismos... y la figura de Mario Conde.

Aristóbulo de Juan
De Juan: "Haber perpetuado un exceso de liquidez en todo el sistema es malo".
Europa Press

Aristóbulo de Juan (Madrid, 1931) es, con 90 años de edad, una de las voces más autorizadas en este país para tratar temas relacionados con la banca y con la economía en general. El exdirector del extinguido Banco Popular, del Banco de España o exasesor financiero del Banco Mundial atiende a La Información para repasar la actualidad económica, el futuro de la banca y cómo debe ser su buen funcionamiento, los populismos... y hasta hace un breve inciso en la figura de Mario Conde. Ahora, este banquero, que sigue en activo, dedica parte de su tiempo a reposar toda aquella actividad frenética en sus libros. De hecho, su penúltima obra -'De buenos banqueros a malos banqueros'-, que se tradujo al mandarín, ha sido publicado por el Banco Central de la República Popular de China para utilizarlo como método para formar a los supervisores de la entidad.

El hecho de que un libro como el suyo tenga esta repercusión en un país como el 'gigante' asiático -caracterizado por un régimen comunista y una economía planificada- muestra cierto atisbo de esperanza de que pronto se instale plenamente la economía de mercado. Para De Juan, "el proceso es lento y complejo porque los bancos están regidos por el Partido. Pero habrá progreso, el proceso está en marcha, aunque va a ser muy lento".

Sin embargo, en España las preocupaciones no están precisamente en China, sino en otros innumerables problemas, como su actual sistema bancario. En 2008 había 45.000 sucursales y hoy hay 21.000. Un contexto para la banca tradicional que se vuelve aún más complejo si le sumamos el crecimiento continuado de las fintech (conocidos también como neobancos). De Juan cree que "la banca tradicional debe afinar mucho para defenderse de la banca en la sombra (las fintech)". Una banca que "debe estar regulada porque ahí también está el dinero de los demás". Por otro lado, defiende que la banca tradicional se mantendrá, "si miramos cincuenta años atrás la banca no se parece en nada. Lo que ha pasado es que ha ido evolucionando ante las necesidades; y la manera de evolucionar es cuidar mucho la calidad del crédito y la eficiencia". Sobre la eficiencia (tecnología, estructuras y política salarial), el economista asegura que "queda mucho camino por recorrer".

La crisis de 2008 fue uno de los periodos más delicados para la banca en nuestro país. De Juan afirma que "el tratamiento que se hizo de la crisis mejoró mucho el sistema, pero quedaron vulnerabilidades infiltradas". Aunque defiende que las inyecciones de liquidez fueron "oportunas y en cierto modo salvadoras" por la situación de emergencia, el banquero cree que "el haber perpetuado el sistema con inundaciones y exceso de liquidez es malo porque yo siempre digo que esto provoca la borrachera del banquero. Se pierde el sentido del crédito y se crean nuevos problemas". Una situación que ve aún más peligrosa "si le añadimos la tolerancia con la que todos los gobiernos lo han pregonado y lo han establecido con motivo de la pandemia". Por último, De Juan se pregunta "qué pasará cuando se retire esa tolerancia y las inyecciones masivas de liquidez".

En medio de esta escenario surgen movimientos 'populistas' de derechas en diferentes países. Muchos de estos partidos contienen programas liberales, que son dirigidos por exbanqueros de inversión, que pueden beneficiar a la banca. Sin embargo, De Juan recalca que "la banca comercial asigna recursos para la economía, mientras que la banca de inversión busca grandes operaciones donde buscar comisiones. Los populismos pueden ser de izquierdas o de derechas, los de derechas van por el liberalismo, pero los de izquierdas por el control de la banca por parte del Estado. Probablemente en el término medio esté la virtud".

Esa templanza o término medio de la que habla el banquero lo reflejaba a la perfección su amigo Luis Valls (presidente del Banco Popular entre 1972 y 2004). "Él tenía una personalidad muy singular y era un banquero excelente. Pero en estos momentos no veo en el panorama actual ninguna figura como él". Esta buenas palabras hacia Valls parece que no se dan en otro gran banquero de aquellos años: Mario Conde. Un hombre que llegó a la cúspide de Banesto dispuesto a conseguir una fusión histórica con el Banco Central. 

Según argumentó Conde en un libro escrito por el periodista Jesús Cacho, su banco se encontraba con problemas como el resto, sin embargo, él tenía un 'aval' de JP Morgan para su recapitalización, pero le quitaron de en medio para que no aglutinase más cuota de poder. De Juan rechaza esta versión y afirma que "su operación con JP Morgan no la entendió nadie. Además, JP Morgan no completó la ampliación del capital una vez se incorporó al consejo y el rescate de Banesto costó una suma ingente que lo tuvo que pagar el sistema financiero a través de los fondos de garantía, y precisamente esto último contradice la teoría de conspiración".

En el último libro de Aristóbulo de Juan -'De bancos, banqueros y supervisores'- detalla en sus últimas páginas su función como asesor financiero del Banco Mundial. Allí, explica las reuniones continuas que tenía con los economistas de los bancos centrales de diferentes países, principalmente aquellos en vías de desarrollo o emergentes, acerca de los conceptos elementales del funcionamiento de la banca. "La liquidez es un préstamo que recibe el banco y que tiene que devolver. El patrimonio neto, por lo tanto, no mejora, empeora. Hay quien dice que cuando se proclama una crisis, la causa es esa falta de la liquidez. Yo sostengo que la iliquidez masiva que hace aflorar una crisis es la consecuencia de la insolvencia, no la causa. La insolvencia son esas perdidas subyacentes en una entidad que se mantienen en los estados contables (por medio de un activo que solo genera pérdidas)". Una reflexión de De Juan que deberían interiorizar desde banqueros hasta políticos y que demuestra por qué sus libros han navegado por todo el planeta. 

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