Autonomías contra Banco de España en la “guerra” de las fusiones de las cajas

  • El supervisor del sistema financiero quiere entidades grandes mediante la unión de cajas de distintas comunidades, pero los gobiernos regionales se resisten a perder el control.
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El Fondo para la Reestructuración y Reordenación Bancaria, más conocido como Frob, lleva ya una semana en marcha. Y por si a alguien le quedaban dudas de cuál es la meta que persigue, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, explicó hace unos días a los periodistas que reestructuración significa, "e;como poco, una fusión o una absorción"e;.

Hasta ahí, todos de acuerdo. Pero sólo hasta ahí: las fusiones que pretende el Banco de España chocan frontalmente con las que desearían las comunidades autónomas, que mantienen su poder de veto a cualquier operación y están dispuestas a frenar cualquiera que deje una de "e;sus"e; cajas en manos del vecino.

Ya ha habido ejemplos sonados. El Economista publicó a comienzos de esta semana que la Generalitat de Cataluña frenó en seco el proyecto de integración entre Caja Madrid, la segunda mayor caja de ahorros, y Caixa Catalunya, la quinta y la segunda mayor de su comunidad autónoma. El ejecutivo catalán, según el mismo diario, tampoco vio con buenos ojos el acercamiento de la aragonesa Ibercaja a Caixa Catalunya, una de las entidades con más problemas de morosidad.

A cambio, la Generalitat ha impulsado la integración de Caixa Catalunya con Caixa Tarragona y Caixa Girona, dos entidades de menor tamaño, pero que permitirían al gobierno catalán mantener el control de la nueva entidad, que sería la cuarta mayor de España. Otras tres cajas catalanas, las de Terrassa, Sabadell y Manlleu, también han puesto en marcha el proceso para su fusión en Unió de Caixas, un proyecto al que se espera que también se incorpore Caixa Manresa.

El denominador común: todas conviven en la misma comunidad autónoma. Es decir, que el gobierno autónomo no pierde ni un gramo de su cuota de poder en dichos procesos. Hace unos meses, la fusión de Unicaja (andaluza) y Caja Castilla la Mancha se vino abajo en el último minuto por cuestiones económicas, oficialmente. Pero no faltaron voces que insinuaron que Unicaja, muy cercana al gobierno socialista de Andalucía, prefirió guardarse la munición para cuando alguna otra caja andaluza entrara en dificultades. Y el otro proyecto de fusión en marcha, el deCaja España (con sede en Valladolid) y Caja Duero (la unión de las antiguas cajas de Salamanca y Soria), también reuniría a dos entidades de una misma comunidad autónoma, Castilla y León.

Este último, además, guarda otra particularidad. La fusión no sería completa. Las dos firmas han contratado a la consultora KPMG para que estudie qué modelo de integración parcial sería el más conveniente. Pero sólo eso, parcial. Y todavía más parcial es el proyecto de 17 cajas de ahorros que, según Expansión, pretendían poner en marcha un SIP (sistema institucional de protección), una institución conjunta a través de la que emitir deuda, pero sin que eso suponga una verdadera fusión de las entidades en ningún otro sentido.

Al Banco de España el proyecto de estas 17 entidades no le gusta nada, de acuerdo con el mismo diario. En buena medida porque restaría incentivos a esas mismas cajas para entrar en el proceso de fusiones. Tampoco es de su agrado la integración parcial de Caja España y Caja Duero: prefiere que la operación sea completa. Y la futura Unió de Caixas tampoco es su opción preferida: ha recomendado a las tres entidades catalanas que afronten un proyecto “de mayor envergadura”, según el diario on line El Confidencial.

La confrontación de modelos es clara. El Banco de España quiere entidades fuertes, con balances sólidos y de gran tamaño, y estima que a ese tipo de operaciones deben destinarse los 9.000 millones de euros que inicialmente tendrá a su disposición el Frob. Algo que, casi inevitablemente, obligará a la unión de cajas de diferentes entidades bajo un mismo paraguas. Y esto último es precisamente lo que quieren evitar las comunidades autónomas, que incluso después de la aprobación del Frob tienen la capacidad de frenar cualquier fusión que no convenga a los intereses. Y ahora sólo queda saber quién saldrá ganador de esta partida.

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