Bolkestein, el terrorifico monstruo de los proteccionistas europeos

  • La erradicación de las barreras comerciales en el sector servicios de Europa genera miedo entre quienes pensaban que habían vencido a la criatura en 2006.
La UE da a la banca hasta febrero de 2014 para completar la zona única de pagos en euros
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Paul Ames, Bruselas (Bélgica) | GlobalPost

Bolkestein. El nombre de la huelga genera miedo en los corazones de los proteccionistas de Europa. Pensaban que habían vencido a la criatura en el año 2006.

En aquel entonces, el político holandés Frits Bolkestein ideó un plan para erradicar las barreras comerciales en el sector europeo de servicios, un mercado de 12 billones de euros al año. Sin embargo, las protestas callejeras, la oposición del Gobierno y una revuelta en el Parlamento Europeo erradicaron partes clave de la misma.

Ahora la creación de Bolkestein amenaza con volver de entre los muertos, y los aldeanos se están apresurando a coger sus horcas. Lo mismo ocurre con algunos políticos.

"En lo que a mí respecta hay cosas que no son posibles: Estoy pensando en algún tipo de nueva directiva Bolkestein", declaró el presidente francés, Nicolas Sarkozy en la última cumbre europea. "No quiero ver eso otra vez".

Eso coloca a Sarkozy en desacuerdo con el primer ministro británico, David Cameron, quien encabeza los esfuerzos para resucitar la visión Bolkestein.

Cameron cree que permitir a las empresas de servicios actuar con libertad entre los mercados de la UE de más de 500 millones de personas podría ser la clave para conseguir sacar a la  economía de Europa fuera de su estado de coma tras la situación griega. El sector servicios representa el 70 por ciento de la economía de la UE.

Cameron consiguió que los líderes de Italia, Países Bajos, Suecia, Estonia, Letonia, Finlandia, Irlanda, Eslovaquia, República Checa, España, Suecia y Polonia firmasen una carta con él antes de la cumbre de la semana pasada instando a la liberalización.

"La acción debe comenzar en el sector servicios", han exigido los 12 líderes. "Es mucho lo que hay que hacer para abrir los mercados de servicios en la escala de lo que se necesita. Debemos actuar con urgencia, tanto a nivel nacional como a nivel europeo, para eliminar las restricciones que obstaculizan el acceso y la competencia".

Su llamamiento tuvo éxito en abrir una fisura, con las dos mayores economías de la UE Francia y Alemania, rehusando firmar deliberadamente.

Los dirigentes alemanes, ha declarado la canciller, Angela Merkel, podrían haberse alineado junto con la mayoría de la "carta de los 12" pero no quería poner en un  aprieto a Sarzoky justo antes de las elecciones presidenciales de abril en Francia.

El propio Sarkozy dijo que el 85 por ciento de las ideas de la carta en pro del crecimiento eran aceptables - cosas como la mejora de las cualificaciones de los jóvenes, o la inversión en infraestructura digital y la economía verde.

El restante 15 por ciento sobre la apertura del sector servicios es sin embargo una típica "tentación británica liberal y desreguladora que simplemente no comparto", ha dicho el líder francés.

La oposición de Sarkozy hunde sus raíces en la ola de agitación pública que la propuesta original de Bolkestein desató en gran parte de Europa, y especialmente en Francia.

El plan habría permitido que los agentes inmobiliarios, peluquerías, agencias de publicidad, arquitectos, empresas constructoras y operadores de una amplia gama de otras áreas pudieran hacer negocios en cualquier parte de la UE, como si estuvieran en su casa, aplicando las reglas y normas de su país de origen.

Los sindicatos y las asociaciones de pequeñas empresas de las naciones más ricas de la UE se mostraron indignados, por temor a que estuvieran a punto de ser inundados por rivales más baratos y de inferior calidad. En Francia, el debate se cristalizó en la figura del fontanero polaco, vilipendiado por ser una amenaza a la preciada regulación francesa de protección del trabajo.

Después de que 100.000 personas se manifestaran en Bruselas al grito de "No a Bolkestein", la propuesta fue suavizada por los gobiernos y los legisladores. Añadieron una serie de enmiendas que capacitaban a los gobiernos a mantener muchas de sus defensas reglamentarias en sectores estratégicos.

La estimación de la oficina central de la UE de que la Directiva Bolkestein podría haber generado 2,5 millones de nuevos puestos de trabajo y un aumento del 1,8 por ciento de la producción económica fue en gran medida olvidada.

Sin embargo, estos días, con una cifra de desempleo en niveles récord y la economía en recesión, se está empezando a refrescar la memoria sobre esas cifras.

El hombre que ahora ocupa el cargo del ya jubilado Bolkestein como comisario del mercado interior es Michel Barnier, un ex ministro del gobierno francés de Sarkozy.

En una carta reciente a los gobiernos pro-mercado, reconoció que "los servicios se ven limitados dentro de los estrechos límites de las fronteras nacionales, en detrimento directo de la innovación, la calidad y un precio asequible".

Sin embargo, Barnier es consciente de que cualquier intento de entablar un "Bolkestein II" podría desatar otra reacción violenta.

En su lugar, la Comisión Europea está buscando llenar las lagunas que hay en la legislación vigente y garantizar que los gobiernos están cumpliendo plenamente con las normas vigentes. La oficina central de la UE debe presentar recomendaciones antes de la caída sobre la manera de mejorar el funcionamiento de la Directiva.

Mientras tanto, incluso los intentos nacionales por conseguir la apertura de los servicios protegidos están provocando protestas.

En Italia, los esfuerzos del primer ministro Mario Monti para inyectar más competencia en el sector servicios han visto cómo los  taxistas, notarios y farmacéuticos han tomado las calles para defender sus privilegios.

Las últimas semanas han visto manifestaciones de "No a Bolkestein" por parte de vendedores ambulantes y de los titulares de concesiones de sillas de playa que se quejan contra la aplicación tardía de Italia de las normas de la UE en sus respectivos sectores. Se espera que se extiendan las protestas si la UE empieza a revivir más leyes al estilo Bolkestein.

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