Botín estruja el éxito de la Fórmula 1 para conquistar sus nuevos mercados

  • Emilio Botín, presidente y dueño de los destinos de Banco Santander a pesar de controlar apenas el 1% del capital, se ha convertido en un habitual del paddock de la Fórmula 1. El pasado día 16, chaqueta roja en ristre, el banquero cántabro asistía entusiasmado a una escena más 'santander' imposible: los tres pilotos del podio de Monza portaban en sus herramientas de trabajo –el mono y el casco- la llama del Santander.
E.Utrera

Las cifras que han permitido a Botín la fotografía más deseada son de órdago: 200 millones repartidos en cinco años por el patrocinio a Ferrari y otros 15 millones anuales por el de McLaren. Además, es el patrocinador principal de los grandes premios de Alemania, Gran Bretaña, Italia y Bélgica y tiene una participación muy activa en los de España (Catalunya y Valencia) y Brasil.

Aunque este año Santander se ha volcado con el rojo del Ferrari de Fernando Alonso y ya no aparece patrocinando los coches de la escudería británica, sí continúa con el logotipo de la marca en los monos de los pilotos, Lewis Hamilton y Jenson Button. El primero es el enemigo número uno del asturiano, pero Botína aplica la técnica del "divide y vencerás". La estrategia manda: Santander es ya el cuatro banco de Reino Unido por número de oficinas y el segundo por depósitos e hipotecas, sólo por detrás de Lloyd’s.

¿Está el fulgor de sus patrocinados Ferrari y McLaren deslumbrando en exceso a Botín?¿Está desatendiendo el jefe del primer banco español, tan exigente e implacable con sus cuadros directivos, el día a día del banco? Si no fuera por la hiperactividad compradora de Santander –acaba de adquirir un banco en la emergente Polonia, y antes en una comercializadora de crédito al consumo en Alemania, y antes en la red de sucursales de Royal Bank of Scotland en Reino Unido, y antes…- más de uno tendría derecho a la sospecha.

Por lo tanto, descuidos los justos en un banco cada vez más internacional y por lo tanto más difícil de gestionar. Algunos analistas, aunque no quitan a Santander la etiqueta de gran vencedor de la crisis, han levantado la voz.

Por ejemplo, los de Crédit Suisse esta misma semana: “Ahora Santander es tan grande que probablemente su crecimiento estructural disminuya y, además, tenga que hacer frente a un descenso en sus retornos. Por otra parte, estimamos que la rentabilidad del negocio brasileño sea peor que lo esperado”. Y añaden que, en lo que a la bolsa se refiere,“será más difícil que sus títulos se comporten mejor que el mercado”.

Dudas ya se verá si razonables que no implican que el banquero se haya alejado ni un ápice del llamado gran circo de la Fórmula 1. Más bien todo lo contrario, desde que Fernando Alonso es piloto de la escudería Ferrari. Botín, en cada gran premio, es la viva imagen de la felicidad.

“Pero conviene no equivocarse. Botín no soporta un mal negocio. Esa sonrisa franca y abierta que luce en los grandes premios tiene que ver con el resultado del patrocinio de Ferrari. Las cuentas le salen, y muy bien, a Santander”, aseguran en fuentes cercanas a la entidad. Y, la vista de las propias proyecciones de Santander, la estrategia funciona.

Tanto que en su primera temporada como patrocinador de Ferrari ya ha obtenido -según las estimaciones del propio banco- un retorno de 250 millones de euros. Es decir, más de lo que invertirá hasta 2014. Dicho de otra forma, Santander está recibiendo cinco euros por cada uno que invierte en la escudería italiana.

Por ejemplo, sólo en seis semanas el banco contrató 100.000 tarjetas de crédito Ferrari –la primera del mundo con el sello de producto oficial de la escudería- con el sello de producto oficial de la escudería.Un salcoconducto de primera cuando el banco está asaltando nuevos mercados como el alemáo el polaco. "¿Santander? Sí, el del coche de Alonso y Hamilton".

Marca sobre marca

"El mejor piloto de F1 del mundo, Fernando Alonso, ha fichado por la mejor escudería del mundo, Ferrari ", recordaba la entidad financiara en un comunicado allá por septiembre del año pasado, cuando se confirmó la contratación del dos veces campeón del mundo por la mítica escudería italiana. El matrimonio no es cualquier cosa: el de la 88 marca con más reconocimiento del mundo según Interbrand, Ferrari, con la ya también –según la consultora Brand Finance y gracias precisamente a la Fórmula 1- tercera posición de Santander en el ránking de marcas financieras más valoradas.

Con aquel comunicado empezaba la historia de una ofensiva histórica de un banco en la Fórmula 1, tan agresiva como es de toda la vida la de Santander en el negocio financiero. El mismo banco que en plena tempestad en los mercados realizó una gran ampliación de capital de 7.200 millones de euros, le robó en el gran premio de Monza (Italia) todo el protagonismo a las firmas publicitarias transalpinas. Campari, Martini o Agip quedaron relegados a un plano absolutamente secundario.

De momento, la fortuna sonríe a Santander. De los seis primeros pilotos clasificados en el mundial, cuatro llevan el logotipo del banco español. Los de Ferrari le aportan a Santander una notoriedad sin precedentes. Los de Mclaren, la gasolina necesaria para vender más hipotecas y depósitos en el Reino Unido de la mano de los dos pilotos de la casa, Hamilton y Button.

¿Le gusta a los mercados que Botín sea ya uno de imágenes habituales de cada gran premio de Fórmula 1? Mientras las cosas funcionen, no hay problema. Otra cosa es que el imperio cada vez más grande con sede en el Paseo de Pereda de Santander empiece a conocer las consecuencias de engordar tan rápido.

Por ejemplo, que se vea ante la tesiruta de volver a pedir dinero a los inversores. “Las recientes y futuras adquisiciones podrían hacer que el banco necesite ampliar capital”, asegura el último informe sectorial de Oddo. Mientras, los motores de Ferrari y en menor medida los de McLaren siguen rugiendo al calor de una llama.

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