Brown trata de recuperar la moral del laborismo y rechaza arrojar la toalla

  • Londres.- Las encuestas le dan por derrotado con meses de antelación y en el seno de su partido ha habido tres intentos de "golpe de Estado" para presentar a otro candidato en las próximas elecciones, pero Gordon Brown se niega a arrojar la toalla y sigue creyendo que puede ganar un nuevo mandato para el laborismo.

Brown pedirá hoy unidad a los laboristas de cara a las próximas elecciones
Brown pedirá hoy unidad a los laboristas de cara a las próximas elecciones

Londres.- Las encuestas le dan por derrotado con meses de antelación y en el seno de su partido ha habido tres intentos de "golpe de Estado" para presentar a otro candidato en las próximas elecciones, pero Gordon Brown se niega a arrojar la toalla y sigue creyendo que puede ganar un nuevo mandato para el laborismo.

El primer ministro británico y líder laborista se reunió hoy con el grupo parlamentario laborista en Westminster, al que transmitió un mensaje claro: no está todo dicho y la perspectiva de una recuperación económica deja margen a los laboristas para desmentir las encuestas y derrotar a los conservadores de David Cameron.

"Podemos vencerles. Debemos vencerles y les venceremos", dijo Brown a los parlamentarios, con los que se citó por primera vez desde que la semana pasada dos ex ministros pidieran una elección interna para buscar un sustituto cara a los comicios que deberán celebrarse a más tardar el próximo mes de julio.

Acompañado por su equipo electoral, en el que destaca el ministro de Empresas, Peter Mandelson, Brown declaró que "entre ahora y el día de la votación, todos los miembros del Gobierno explicarán las ambiciones del laborismo para un futuro mejor para el Reino Unido que el que podrían prometer nunca los 'tories'".

"No podemos disputar las elecciones, ni las disputaremos, sobre ideas pequeñas, sino sobre grandes ideas. Mostraremos el contraste entre el laborismo, el partido de la ambición, y los 'tories', el partido cuyo único compromiso con la mayoría es el de la austeridad", declaró el primer ministro.

Pese a las dudas sobre la solidez del liderazgo de Brown, de la reunión salió un mensaje de cierre de filas, tal y como lo expresó el presidente del grupo parlamentario, Tony Lloyd, quien aseguró que se expresó "una voluntad incontenible de victoria".

Lloyd admitió que los llamados "rebeldes" -los partidarios de buscar un relevo a Brown para tener posibilidades de victoria- "expresaron sus dudas" en el encuentro, pero zanjó cualquier debate añadiendo que ahora es necesario mirar hacia delante.

En palabras de otro parlamentario, Stephen Pound: "lo de esta noche ha sido una cuestión de aguantarse o callarse; los rebeldes que parecía haber la semana pasada decidieron callarse".

Pound destacó que Brown hizo un esfuerzo conciliador y que se comprometió a trabajar en equipo, algo que no hace habitualmente, según le reprochan de manera recurrente sus críticos.

"Dijo que él no forma un equipo de una sola persona, sino que es una persona en un equipo de muchos. Este es un Gordon Brown muy distinto, un Gordon Brown que trabaja en equipo", dijo Pound.

El primer ministro, que llegó al cargo en junio de 2007 para sustituir a Tony Blair, sigue confiando en que la economía se recupere -el Reino Unido es el único país del G-20 que sigue en recesión- y que eche por tierra los pronósticos de los sondeos, que auguran que los conservadores ganarán los comicios con claridad.

Según las últimas encuestas, los conservadores de David Cameron recibirán el apoyo del 40 por ciento de los electores, y los laboristas de Gordon Brown estarán en torno al 30 por ciento.

El primer ministro habló hoy de una "recuperación ganada a pulso" e insistió en que si no hubiera sido por las medidas aprobadas por su Gobierno durante a crisis la situación hubiera sido mucho peor, no sólo en el Reino Unido, sino en el ámbito internacional.

Según las versiones recogidas por la agencia local de noticias PA, a falta del ex ministro de Defensa Geoff Hoon y la ex ministra de Sanidad Patricia Hewitt -proponentes de la votación sobre el liderazgo laborista del primer ministro- ninguno de los presentes cuestionó abiertamente que Brown deba ser el "cabeza de cartel".

Brown ya calificó esta iniciativa como "una tormenta en un vaso de agua" y hoy la mencionó de paso para bromear, afirmando que podía pensar en un par de personas que enviaría a las minas de sal para mejorar la carestía que ha producido la ola de frío en el país.

Bromas aparte, la situación de Brown es muy delicada e incluso sus más directos colaboradores tienen que esforzarse a la hora de manifestar su lealtad para contrarrestar las insistentes informaciones en los medios británicos que hablan de división.

Es el caso del ministro de Exteriores, David Miliband, a quien muchos ven como futuro candidato del laborismo si se confirma la derrota este año y que fue criticado por tardar mucho en reaccionar en apoyo al primer ministro cuando se cuestionó su liderazgo y por hacerlo de manera muy tibia cuando se decidió a hablar.

El secretario del Foreign Office se justificó hoy en la BBC diciendo que pensó que era mejor "no hacer demasiado caso" a Hoon y Hewitt, y recordó que Brown saca lo mejor de sí cuando está "en las situaciones con más presión y más difíciles".

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