Cómo hacer presupuestos de viaje para poder ahorrar dinero en septiembre

Siempre hay muchas razones muy buenas para ahorrar, como lo sería construir un proyecto de vida en pareja, asegurarse una cierta comodidad después de la jubilación, pensar en los gastos que garanticen una buena calidad de vida para los hijos, entre otras. La proporción del ahorro, así como el tiempo durante el cual se tomen las medidas prudentes para alcanzar los objetivos deseados, siempre van a depender de las intenciones con las que se proyectan estas decisiones. Una situación muy común es el de las personas que buscan la mejor manera de asegurarse de poder disfrutar de sus vacaciones, una meta que exige en muchos casos la moderación de ciertos gastos en la totalidad del coste que representan, sin que ello implique un menor disfrute.

Es de suma importancia destacar que son muy pocas las situaciones en las que se puede controlar y saber por anticipado y con exactitud los gastos que representa un viaje, por lo que una fase de investigación previa resulta muy útil. Una herramienta que pueden usar los interesados son las páginas a través de las cuales otros viajeros relatan sus experiencias y cuánto dinero representaba cada uno de los elementos en los cuales decidían desembolsar. 

Antes y durante del viaje

En la fase previa al viaje se pueden decidir las variaciones de precio dependiendo de la duración del viaje, el destino al que se vaya y la época del año, así como la comodidad de los trayectos y los destinos y las actividades que se realicen. La variación de precios entre el modo de transporte (avión, coche, tren, barco) y el transporte de equipaje (alquilando un coche y pagando la gasolina o tomando vías programadas)así como la compra de ropa o materiales ajustados a las condiciones del destino, son algunos de los gastos más obvios. 

Una vez de vacaciones, se debe hacer un plan que incluya un promedio de lo que se gasta en el país y multiplicarlo por la cantidad de días de viaje. Lo más básico es calcular lo que cuesta el alojamiento, las comidas y los transportes de todas las personas que forman parte del viaje, cuestiones que varían inmensamente entre un destino y otro y cuyas cuantías se pueden modular dependiendo de varios factores, pero también se deben contar las actividades que se realicen, lo que se sale del promedio diario: visitas a museos o monumentos, entradas a fiestas y eventos, experiencias únicas en el sitio visitado, recuerdos, etcétera. 

¿Planificación o improvisación?

En este sentido, existe una gran diferencia entre la diferencia entre las cuantías de dinero que representa un viaje perfectamente planificado y uno marcado por la improvisación, una opción que puede volverse mucho más cara. Cada una de estas pueden medirse orientativamente en sitios de información que pueden apuntar a todo lo que se encuentra entre el lujo y el ahorro extremo.

También hace falta tener al día la documentación necesaria para ir a otros países, si las vacaciones son internacionales, como el pasaporte, el seguro de viaje y el visado y otros gastos que se deben considerar antes de acuerdo al destino. Además, algunos lugares pueden no tener las especificaciones necesarias para asegurar el buen funcionamiento de herramientas tecnológicas que no siempre se consideran previamente, como las baterías de las cámaras o la tarjeta SIM del teléfono móvil, por lo que esta es otro nivel que debe considerarse entre los gastos.

Entre los mochileros que duermen en hostales y los que gustan de quedarse en los hoteles y restaurantes más lujosos, existen mil escalas de costes que pueden ajustarse a las necesidades de cada viajero y sus acompañantes. Así, los interesados pueden empezar buscando los sitios y foros que más se acercan a sus expectativas para descubrir las particularidades de los sitios que forman parte de sus posibilidades para pasar unas vacaciones inolvidables.