Cómo te afecta que se liguen los sueldos a la productividad

  • La propuesta de ligar la subida de los salarios a la productividad, y romper así la vieja tradición de enlazarla con el coste de la vida, tiene tantos pros como contras. Pero no sólo para los trabajadores de base, sino también para las cúpulas, que podrían verse obligadas a compartir sus jugosos bonus con toda la plantilla.
Aumento de la productividad y los sueldos en los países de la OCDE
Aumento de la productividad y los sueldos en los países de la OCDE
lainformacion.com
Ruth Ugalde

La propuesta de ligar la subida de los salarios a la productividad, y romper así la vieja tradición de enlazarla con el coste de la vida, tiene tantos pros como contras.

Como explica el profesor de IESE-Universidad de Navarra, Sandalio Gómez, "tradicionalmente, los salarios se han venido ligando al incremento del coste de la vida, aunque fue con los Pactos de la Moncloa cuando se decidió cambiar a la inflación por venir, no a la anterior, porque el modelo que se aplicaba estaba condicionando la inflación".

Con estas palabras, el docente resumen el principal problema de ligar las retribuciones al coste de la vida, y es que las propias subidas de sueldos generan que se incrementen los precios, lo cual provoca un aumento de la inflación, es decir, encarece el coste de la vida...y fuerza a tener que subir los sueldos otra vez.

Es la pescadilla que se muerde cola. "Cuando se incrementan los sueldos, inmediatamente, tienden a subirse los precios, porque se prevé un mayor poder adquisitivo, aunque estos incrementos en realidad se hagan para compensar el encarecimiento de la vida durante el año vencido", explica la economista de IE Business School, Gayle Allard.

Para evitar este círculo vicioso, se ha puesto sobre la mesa la propuesta de unir los incrementos salariales a la productividad, en vez de la inflación. Una medida mucho más lógica desde el punto de vista de la teoría económica, porque significa que los trabajadores ganarán más en función de la mayor riqueza que generen.

El problema es que, ni es tan fácil medir la productividad de cada persona, ni los sindicatos se fían de esta propuesta, porque al ser algo variable, puede llevar a los trabajadores a perder poder adquisitivo en ocasiones.

De hecho, los representantes de los trabajadores ya han mostrado su rechazo a esta idea, y han dejado claro que sólo están dispuestos a aceptar un modelo donde se incluyan las dos variables, la inflación y la productividad.

"El principal perjudicado del aumento de la inflación es el propio trabajador, porque se encarece el coste de la vida. En cambio, si las retribuciones se unen a la productividad, ese problema desaparece, porque si tu sueldo sube un 3% es porque has generado un 3% más de riqueza", explica el profesor de IESE.

¿Cómo se mide la productividad?

Cuando se habla de la productividad de los países se calcula dividiendo el PIB por los empleados, sin entrar en más detalles. España tiene una de las peores cifras de toda la OCDE, y no sólo de productividad, sino también en relación con el incremento de los salarios (ver gráfico).

"En los convenios, los sindicatos sólo admiten introducir la productividad como un concepto variable y mantener el criterio del coste de la vida como fijo", explica Sandalio. No obstante, este modelo es muy similar al que se aplican los directivos.

En las empresas, las cúpulas tienen generalizada una retribución variable, además de la fija, que va ligada a lo que podría llamarse su productividad, ya que esta parte del sueldo sólo se consigue cuando se logran unos determinados objetivos.

Éstos suelen venir determinados por tres grandes objetivos: conseguir un determinado crecimiento de resultados, una mejora en bolsa si son sociedades cotizadas, y cada vez más, un puesto determinado en el ránking con sus comparables.

En los años de bonanza previos a la crisis, era habitual ver mejoras de resultados de dos dígitos, que permitieron a las cúpulas embolsarse multimillonarios variables gracias a esta espectacular subida de la productividad.

"Probablemente, aspectos como éste tendrán que revisarse, porque, quizás, las cúpulas están teniendo actualmente un variable que, en realidad, se ha conseguido gracias a las bases", advierte Allard.

Si se cambia la inflación por la productividad como criterio para las subidas salariales, ¿estarán dispuestos los empresarios a premiar a sus plantilla también con incrementos superiores al 10%, como han tenido sus cúpulas, cuando los resultados crezcan en esas proporción?

Cuesta creerlo, porque del mismo modo que los sindicatos se mantienen inflexibles a la hora de desligar los salarios de la inflación, los empresarios tampoco han predicado con el ejemplo en estos años de crisis como para confiar en una medida de este tipo.

"Estos últimos años, si España ha perdido competitividad, lo lógico habría sido rebajar el sueldo a todo el mundo. Las cúpulas también deberían haberlo hecho, y no ha sido así", critica Gallard.

"El problema de ligar los salarios a la productividad es que, cuando ésta cae, las retribuciones se resienten, y a la gente no le gusta bajarse el sueldo", explica Sandalio Gómez.

Dicho de otro modo, a pesar de la crisis, y ya sea ligando los sueldos a la inflación o a la productividad, la realidad es que los sueldos se han elevado en plena recesión, tanto en las bases como en las cúpulas, sin importar la caída de la productividad del país y de las compañías.

Esto no impide reconocer que, por teoría económica, según los expertos, sea mejor alinear los salarios con la productividad, porque sólo se gana más en la medida que más riqueza se genera.

Pero, para que este modelo realmente funcione, hay que aceptar rebajas de sueldo cuando la economía va mal, y estar dispuesto a subir a todos los trabajadores sus sueldos incluso más del 10% en los años de bonanza.

Como señala Allard: "Si se hubieran ligado los sueldos a la productividad hace años, y se hubiera hecho bien, no nos encontraríamos en esta situación".

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