Viena, 4 jun.- La constructora austríaca Alpine, controlada al cien por ciento por FCC, registró en el primer trimestre del presente año unas pérdidas de 90 millones de euros antes de impuestos, informó hoy la compañía en un comunicado de prensa.
Este resultado es 53 millones de euros peor que lo fijado en el plan de reestructuración que Alpine había pactado este año con sus acreedores y con FCC para poder seguir adelante, según reconoce en la nota.
Según el comunicado de Alpine, el aumento de las pérdidas y el retroceso de su facturación en un 25 % "tienen varias razones".
Por un lado, la empresa alega que todo el sector de la construcción se ha visto afectado en Austria por el prolongado invierno que ha retrasado el comienzo de las obras de construcción.
Por otro, los resultados se vieron afectados por las negociaciones para su reestructuración, que culminaron en un acuerdo que entró en vigor el pasado 27 de marzo.
Los malos resultados de Alpine se deben a las pérdidas en su negocio en el sureste y este de Europa, además de en Alemania, añade la empresa en el comunicado.
El resultado del primer trimestre de 2013 se vio además afectado por el gasto generado por la propia reestructuración y por la salida de mercados o desembolsos extraordinarios para el despido de personal, añade.
Alpine concluye que la dirección de la constructora "trabaja intensamente en la reestructuración operativa y la estabilización de la empresa", asegura que seguirá adelante en la venta de participaciones y sectores de su negocio, mientras que tratará de buscar soluciones para "temas de liquidez y la revisión de planes de negocio".
Los persistentes malos resultados de Alpine exigieron un acuerdo con los bancos acreedores que le condonaron cientos de millones de euros en deuda, mientras que la empresa española tuvo que inyectar unos 200 millones de euros.
Alpine, por la que FCC pagó más de 500 millones de euros, tenía hasta el año pasado unos 14.000 empleados en Austria y en varios países del este y sureste de Europa, además de Alemania.
El plan de reestructuración prevé una concentración en el negocio de Austria y Alemania, lo que reducirá el tamaño de la empresa a la mitad.
El año pasado, la constructora austríaca había registrado unas pérdidas de 450 millones de euros después de impuestos, con una facturación de unos 3.210 millones de euros.
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