Contra los elementos: El negocio taurino se la juega en 2011

  • De la "fiesta más culta que hay en el mundo", como la definió Federico García Lorca, a la más cuestionada, social y económicamente. El negocio taurino afronta su año más difícil con el objetivo de la supervivencia. La crisis ha reducido un 40% el número de festejos y lo peor es que aún no hay signo alguno de reactivación.
Enrique Utrera

La temporada taurina arrancó en febrero, pero el pistoletazo de salida se oye hoy, con el arranque de la primera gran feria del año, la de Valencia y sus Fallas. Es el primer test serio para medir el estado de salud de un negocio que aporta al país un volumen económico directo de unos 2.500 millones de euros al año.

Hoy, en el ruedo de la plaza de Valencia sonará la música, volverán a refulgir los trajes de luces y toro y torero volverán a reeditar un encuentro tan atávico como polémico. Pero de puertas adentro, en los despachos, hay tanto miedo como en el ruedo.

El problema es que el comienzo del cuarto año de crisis no deja ver brotes verdes en el sector. José Antonio Martínez Uranga, el empresario de la primera plaza del mundo, Madrid, ha augurado "un año durísimo para el mundo del toro".

Y Carlos Núñez, presidente de la Mesa de Toro, la institución que aglutina los intereses del sector, asegura sin ambages que las previsiones para 2011 "no son demasiado esperanzadoras. El número de festejos se mantendrá como el año pasado e incluso podría volver a bajar".

La dura realidad dice que desde que empezó la crisis, en 2007, el número de corridas de toros y novilladas se ha desplomado cerca de un 40%, que el año pasado alrededor de 1.000 toros –el 30% de la camada- se quedaron sin lidiar y que son legión los ganaderos y empresarios que se han convertido en acreedores de las corporaciones locales, asfixiadas por una deuda galopante.

Y por si fuera poco, las prohibiciones se han convertido en una amenaza. Sobre todo, de imagen. La del Parlament catalán, el año pasado, ha abierto un debate sin precedentes en el país sobre la continuidad de los espectáculos taurinos.

Para rematar la faena, el torero con más tirón en taquilla con diferencia, José Tomás, sigue en el dique seco tras la durísima cornada del año pasado en México. Los empresarios rezan para que pueda volver durante el verano, como su círculo más íntimo se ha encargado de apuntar.

Por lo tanto, el que sigue siendo el segundo espectáculo de masas del país tras el fútbol y el que más ingresos deja en taquilla tiene un saco de razones para estar preocupado. Pero hay unos cuantos frentes en los que puede presentar batalla. Aquí se juega el sector su futuro:

-La paradoja de Cataluña. La dura crisis financiera de la comunidad autónoma puede ser la tabla de salvación para el negocio taurino allí. El Partido Popular cree que echar para atrás la prohibición –prevista para junio de 2012- ayudará a reducir el galopante déficit de Cataluña.

La Plataforma para la Promoción y Difusión de la Fiesta de los Toros ha calculado en unos 300 millones de euros el impacto de la prohibición. Ciutadans también prepara una propuesta para que la Generalitat no saque adelante la ley con el argumento de que disparará los gastos de la administración autonómica.

-El drama del ladrillo. El pinchazo brutal de la burbuja inmobiliaria tiene un doble impacto en el negocio del toro. Por un lado, reduce los ingresos de las corporaciones locales. Sus dramas financieros han influido decisivamente en la rebaja del número de festejos celebrados, apenas 1.292 el año pasado. Esta cifra supone una caída del 10% respecto a 2009 y eleva el porcentaje desde que empezó la crisis hasta casi el 40%.

"Todos hemos estado inmersos en esa nube inflada por la bonanza del sector inmobiliario y ahora nos vemos afectados por la recesión, sobre todo en las ferias de plazas de tercera categoría donde para celebrar espectáculos de alto nivel es necesaria la colaboración de los ayuntamientos", explica Carlos Núñez.

Por otro, el pinchazo de la burbuja se lleva por delante algunas ganaderías de bravo que habían sido adquiridas por los nuevos ricos nacidos al calor del boom inmobiliario. Otras tradicionales tampoco pueden aguantar la crisis y han echado el telón en los últimos meses.Como explica Núñez, "la oferta de toros se tiene que ajustar a la demanda real y  tenemos que sacar al mercado un toro mejor, que dé más espectáculo. Esta es una de las pocas ventajas de la crisis, que nos va a obligar a ser mejores ganaderos".


-La imaginación al poder. La feria de Fallas que empieza puede marcar un antes y un después. El empresario, el francés Simón Casas, considerado con un visionario en el mundo del toro, ha puesto en marcha una campaña de márketing sin precedentes en un universo tremendamente endogámico para relanzar la feria valenciana.

Entre otras iniciativas, ha llegado a un acuerdo con Renfe para que los aficionados que viajen a Valencia y asistan a los festejos taurinos tengan descuentos si viajan en AVE en grupos de más de diez personas.

En otras plazas la situacion es dramática. El Ayuntamiento de Vitoria ha despedido a los empresarios de la plaza de toros al considerar que los gastos de gestión eran insoportables y han abierto un concurso que limita el gasto de organización a un millón de euros. El interés de los empresarios es mínimo.

En otras plazas como Guadalajara o Tudela los concursos se han declarado desiertos. Sencillamente, gestionar estas plazas ya no es rentable. Los gastos son muy superiores a los ingresos y los Ayuntamientos ya no están detrás para cubrirlos.

-La esperanza del IVA. Una vieja reivindicación del mundo del toro es la equiparación del IVA de los espectáculos taurinos con la del resto. El Ministerio de Cultura, a quien han sido traspasadas las competencias del mundo taurino desde el Ministerio de Interior, estudia solicitar una rebaja tributaria del 18% al 8%. 

De su obtención dependería también que los precios de las localidades pudieran ajustarse a las necesidades de estos tiempos de crisis. Otra parte depende los empresarios. Como ha señado Martínez Uranga, "tendríamos que realizar alguna reestructuración los empresarios, puesto que las entradas de los toros son muy caras".

Mostrar comentarios