Definitivamente, las bolsas se han vuelto locas

  • Ni la intervención del Banco Central Europeo, ni el histórico recorte de la prima de riesgo española e italiana han conseguido tranquilizar a los mercados. Lejos de encontrar una lógica a esta reacción, los expertos se muestran divididos y desorientados. Parece que la desidia estival está siendo el motor de las bolsas y, de paso, están poniendo en evidencia algunos agujeros negros del sistema.
Ruth Ugalde

"No tiene ningún sentido", "estas caídas no responden a los fundamentales de la economía", "las bolsas se han vuelto locas"... Éstas son algunas de las frases que, fuera de micrófonos, responden los expertos cuando se les pregunta qué está ocurriendo en los mercados.

Ni siquiera la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de intervenir y adquirir bonos españoles e italianos ha conseguido calmar a los mercados. Y eso que éste movimiento permitió ayer a la deuda de sendos países vivir una jornada histórica.

El bono español a diez años vio como los intereses (rentabilidad) que le exigen los inversores se desplomaron desde el 6,05% hasta el 5,15%; lo que permitió que la prima de riesgo se recortara hasta los 287 puntos básicos.

Algo parecido ocurrió con la deuda italiana, que cayó hasta el 5,2% y recortó su diferencial con el bono alemán hasta los 300 enteros, tras haber llegado a superar los 400 puntos.

En principio, estos ajustes deberían haber sido recibidos por las bolsas con grandes subidas, como ocurrió ayer al arranque de la sesión, cuando el Ibex 35 llegó a dispararse más de un 4%.

Sin embargo, todos losíndices de referencia mundiales terminaron cerrando una de las jornadas más negras de los últimos tiempos. ¿Por qué? Nadie lo tiene claro. Quizás, simplemente, porque las bolsas se han vuelto locas...o porque carece de sentido intentar juzgar a los mercados según los pasos que dan cada día.

"Ésta es la Crisis 2.0, y se ha generado al tener que pagar años de negligencia económica. Sin embargo, el recibo no lo vamos a desembolsar de golpe y en un sólo día, sino a lo largo de muchos años de bajo crecimiento, una rentabilidad baja en el mercado de acciones y unos costes marginales al alza", señala Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank.

El domingo por la noche, tras conocer la noticia de que el BCE iba a intervenir en el mercado de deuda, este economista apostó porque no habría un lunes negro, pero sí grandes turbulencias. Al final, sólo se llevó la razón en parte, porque el arranque de semana fue oscuro, muy oscuro.

Algunos expertos han culpado de los mínimos marcados ayer por las bolsas a la respuesta de Wall Street a la rebaja de la calificación de la deuda estadounidense.

La decisión de S&P de retirar, por primera vez en la historia, la máxima calificación de AAA se conoció el viernes por la noche, lo que convirtió la jornada de ayer en la primera ocasión del mercado para mostrar su reacción.

Sin embargo, tampoco parece claro que este argumento sea suficiente para explicar lo que está pasando en las bolsas. Como explica Jim Leaviss, director de renta fija minorista de M&G Investments, "los datos muestran que Estados Unidos hace tiempo que había dejado de ser una economía AAA", de ahí que resulte difícil culparle del torbellino bursátil.

Suma y sigue, porque "la pérdida de una calificación AAA no significa que el rendimiento de los bonos se vea necesariamente afectado. Por ejemplo, Japón perdió su triple A y el rendimiento de sus bonos se encuentran todavía en niveles excepcionalmente bajos", añade el experto de M&G.

Por el momento, este pronóstico se cumple, ya que la rentabilidad del bono estadounidense se mantiene como valor refugio en un bajo 2,36%, en línea con el 2,25% del alemán. En cambio, Wall Street se desplomó ayer más de un 5%, según muchos, por la rebaja de rating. ¿En qué quedamos?

Un tercer argumento es el temor de los inversores a una nueva recesión, miedo refrendado por lo malos datos macroeconómicos que está vertiendo el país en las últimas jornadas.

Sin embargo, este dato tampoco parece por sí sólo ser capaz de explicar la falta de lógica de ayer, ya que el miedo a una recesión de la primera potencia económica ya campaba a sus anchas por los parqués la semana pasada y, por tanto, su efecto está relativamente descontando.

De hecho, uno de los pocos puntos donde coinciden todos los expertos es en la necesidad de acelerar las reformas y, en el caso concreto de la eurozona, en la urgencia por cumplir los compromisos aprobados el pasado mes de julio.

Como señalan los analista de Unicredit, "los diferenciales de los bonos italianos y españoles frente al bono alemán dependen principalmente de aspectos estructurales y de la acción de los Gobiernos, aspectos en los que el BCE no tiene control directo".

En principio, todos los países se han comprometido a hacerlo. Veremos si cumplen su palabra... y veremos si es suficiente para calmar a los mercados.

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