Desarticulan un grupo de estafadores que ofrecía préstamos falsos mediante anuncios en prensa


La Policía Nacional ha desarticulado un grupo de estafadores que ofertaban préstamos falsos mediante anuncios publicitarios en prensa. En la operación han sido detenidas cinco personas que, haciéndose pasar por trabajadores de bancos extranjeros, se aprovechaban de la necesidad económica de personas que por su situación financiera no podían recurrir a los canales habituales de financiación.
La Policía ha puesto en marcha un dispositivo en las ciudades de Mijas (Málaga), Manresa (Barcelona) y Tarragona, que ha permitido la detención de los principales miembros del grupo organizado: cuatro personas de nacionalidad nigeriana y un ciudadano español, con edades comprendidas entre los 21 y los 46 años.
Del mismo modo, se han llevado a cabo dos registros domiciliarios, en Mijas y en Manresa, donde se han intervenido 15 teléfonos móviles, 25 tarjetas telefónicas utilizadas para contactar con las víctimas, material informático, documentación bancaria y resguardos de envío de dinero procedente de la estafa, guías de venta y formularios manuscritos donde se recoge qué es lo que se debía decir telefónicamente a las potenciales víctimas.
Los detenidos, que operaban en la Región de Murcia, Málaga y Barcelona, captaban la atención de sus víctimas ofreciéndoles unas condiciones ventajosas. A cambio de liberar supuestamente los fondos del préstamo, debían pagar, mediante transferencia o giros postales, numerosas tasas sin recibir después el importe del préstamo.
Los agentes han localizado varios anuncios publicitarios en periódicos locales y regionales de toda España, contratados por parte del grupo presuntamente responsable del fraude. En ellos ofrecían préstamos a un tipo de interés muy atractivo a la vez que decían trabajar para una entidad financiera internacional.
IDENTIDADES FALSAS EN PRENSA
Los interesados debían contactar con los supuestos prestamistas siempre por vía telefónica, intercambiando documentación por fax o por correo electrónico. Posteriormente, uno de los integrantes de la banda informaba a sus víctimas de que el préstamo le había sido concedido y que debían hacerles llegar entre 300 y 500 euros en concepto de gastos de notaría. Seguidamente, el presunto estafador seguía solicitando nuevos pagos al objeto de “liberalizar” supuestamente los fondos del préstamo que se hallaban en un banco extranjero, falsificando, a su vez, documentos de distintas entidades bancarias.
Para contratar los espacios publicitarios, los delincuentes usaban documentación falsificada, proporcionando en cada periódico una identidad diferente. El pago de estos servicios lo realizaban desde cajeros automáticos de la localidad malagueña de Fuengirola.
En una fase final, la estafa se consumó con la recogida por parte de personas de la organización criminal de los fondos que las distintas víctimas habían transferido o hecho llegar por giros postales a distintos puntos de Barcelona, Málaga, e incluso al extranjero.

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