"No va a comenzar el fin de semana el torneo" a causa de las deudas, anunció David Paniagua, directivo de la agremiación de jugadores Fabol, tras reunirse con dirigentes de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).
"Hemos hecho un análisis exhaustivo, club por club, y se llegó a la conclusión de que no están dadas las condiciones para que el torneo comience", agregó.
El torneo Clausura debía arrancar este viernes con el partido entre Universitario de Sucre y Real Potosí, este último con una deuda de dos meses a sus jugadores, seis de los cuales se dijeron sin embargo dispuestos a seguir apoyando a su club.
Los futbolistas de Blooming, en paro por cuatro meses impagos, entrenan por su cuenta fuera de la sede del club y con material deportivo de ellos mismos. Otros clubes, como San José, Wilstermann, Petrolero o Ciclón, también soportan una dura crisis.
Pocos clubes, como Bolívar, gozan de buena salud económica. Otros grandes, como The Strongest u Oriente Petrolero, atraviesan muchas dificultades.
A pesar del cuadro, Paniagua estimó que "hay solución, pero para terminar de arreglar todo nos dimos el plazo de una semana". Según el dirigente, "no era justo mandar a jugar a gente sin entrenarse".
La coexistencia de tres direcciones en el fútbol nacional parece ser la causa de la crisis deportiva y financiera del fútbol boliviano.
El balompié boliviano está dirigido por: una Federación, encargada de las selecciones nacionales, una Liga, que organiza los torneos de primera división, y una Asociación, para divisiones menores.
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