Disminuir la pobreza y déficit fiscal, grandes retos de Solís en Costa Rica

  • Disminuir la pobreza, fomentar la igualdad social y una reforma tributaria para paliar el déficit fiscal de 5,4 % del producto interno bruto (PIB), serán algunos de los principales retos del presidente electo de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, una vez que asuma funciones el próximo jueves.

María José Brenes

San José, 6 may.- Disminuir la pobreza, fomentar la igualdad social y una reforma tributaria para paliar el déficit fiscal de 5,4 % del producto interno bruto (PIB), serán algunos de los principales retos del presidente electo de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, una vez que asuma funciones el próximo jueves.

Disminuir la pobreza y desigualdad social es, según analistas, encaminar de nuevo a Costa Rica por el rumbo que fue costumbre durante muchas décadas en las que las políticas establecidas lograban resultados de distribución de riqueza, desarrollo social y una equidad mayor.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) indican que la pobreza afecta al 20,7 % de los hogares del país, es decir cerca de 1,1 millones de personas de un total de 4,7 millones de habitantes.

La pobreza extrema se encuentra en el 6 % de los hogares costarricenses.

Además, el desempleo en las familias en situación de pobreza alcanza el 23 % y en los de extrema pobreza 38 %, mientras en los que no son pobres se ubica en apenas 5,7 %.

Como soluciones, Solís ha propuesto implementar una política de generación de empleos y articular los numerosos programas sociales que se encuentran "dispersos" y que actualmente fallan en su objetivo.

El analista político Claudio Alpízar dijo a Efe que la "idea del presidente electo tiene mucha lógica", pero agregó que "una cosa es decir y otra ejecutarlas".

"El empleo es un tema preocupante no solo porque es fundamental para disminuir la pobreza, sino que también es un eje transversal hacia el mayor crecimiento económico. Los programas de subsidios han funcionado a tontas y a locas, y al final es más lo que invertimos en aspectos administrativos que en la focalización del problema", aseveró Alpízar.

Solís ha dicho que una reforma fiscal "integral" es "una necesidad" para distribuir mejor la riqueza y paliar el déficit del 5,4 % del PIB con el que cerró 2013.

Su propuesta indica que en los dos primeros años buscará ganarse la confianza de la población mediante un esfuerzo en la recaudación, el combate a la evasión, la eficiencia en el gasto y una revisión de las exenciones fiscales existentes.

Luego, presentará reformas entre las cuales se encuentran la transformación del impuesto de ventas en uno de valor agregado para modernizar y facilitar su recaudación, así como la implementación de tributos de renta mundial y renta global, a bienes suntuarios y a bienes de capital.

Sin embargo, para los analistas aquí inicia el punto de discordia ya que para algunos sectores no se debería esperar dos años cuando hasta los organismos internacionales han mostrado su preocupación por la situación.

"Su planteamiento le puede pasar una alta factura no solo económica sino política", declaró Alpízar.

Por su parte, la economista Roxana Morales comentó que está de acuerdo con la decisión de Solís, pues "se deben iniciar los diálogos con una agenda de negociación para implementar una reforma que el país requiere".

Según la analista, el presidente electo va a "aplanar el terreno" para después ingresar con la reforma fiscal, cuyo tiempo de negociación y discusión en la Asamblea Legislativa es incierto y podría tardar años.

Otro de los retos que deberá enfrentar Solís cuando reciba la cinta presidencial es posicionar de nuevo a Costa Rica a nivel Latinoamericano como un país influyente y ejemplar al no tener Ejército.

Los analistas critican que la Administración de la presidenta Laura Chinchilla (2010-2014) estuvo marcada por una política exterior enfocada en el conflicto con Nicaragua, que inició desde 2010 cuando Costa Rica denunció a su vecino ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por violar su soberanía.

A partir de allí comenzó un intercambio de acusaciones y frías relaciones bilaterales con el presidente nicaragüense, Daniel Ortega.

"Costa Rica no tiene el tamaño de la economía de Brasil, ni el poder económico de Chile, ni tiene el reconocimiento internacional de México, pero tiene sobre esos países una credibilidad mayor en cuanto a su estabilidad política, su compromiso con la paz, con la democracia y con el respeto hacia el sistema internacional, lo que debería fortalecer su voz auditora a nivel de América Latina", opinó Alpízar.

Otros de los retos que enfrenta Solís para su mandato, apuntan los analistas, son reactivar el sector agropecuario, dar un mayor fortalecimiento de instituciones públicas relacionadas a la infraestructura, la salud y la educación.

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