El atún rojo, el "toro" del Atlántico, a la espera de dictámen internacional

  • Ajeno a la actual discusión sobre su lucrativa pesca, el atún aleta azul, el "toro" del Atlántico, surca los mares a 70 kilómetros por hora y en su longeva vida, de hasta 50 años, supera los tres metros y se acerca a la tonelada, peso que lo convierte en el gran depredador de mar abierto.

Ana Cerrud

Madrid, 15 nov.- Ajeno a la actual discusión sobre su lucrativa pesca, el atún aleta azul, el "toro" del Atlántico, surca los mares a 70 kilómetros por hora y en su longeva vida, de hasta 50 años, supera los tres metros y se acerca a la tonelada, peso que lo convierte en el gran depredador de mar abierto.

La próxima semana se deciden las cuotas de captura que fija la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico (ICCAT), reunida en Marruecos, que en 2007 introdujo un plan de recuperación que redujo gradualmente la pesca, cuyo limite actual es de 12.900 toneladas anuales para la Unión Europea.

En la reunión del ICCAT, a la que acuden 48 partes contratantes y observadores de todo el mundo, entre ecologistas, biólogos, científicos y representantes del sector pesquero, se evalúa el último informe sobre el estado de población de la especie, el "stock".

La recuperación de la que ha dado cuenta el pasado mes de octubre el comité científico del ICCAT, con sede en Madrid, ha sido el pistoletazo para que los pescadores reclamen un aumento en las cuotas, tras el "sacrificio", dicen, de casi seis años de restricciones.

Por su parte, los ecologistas piden mas tiempo para que se consoliden lo que reconocen son "buenos resultados" de una política restrictiva y de control (programada inicialmente para quince años), que debe mantenerse.

El mercado del atún rojo, mientras tanto, crece en demanda y rentabilidad, con Japón como el primer comprador, donde el kilo en subasta supera los 2.000 euros, y comidas japonesas como "sushi" y "sashimi" son ya una réplica internacional en auge que requiere de esta apreciada pesca.

De las capturas de atún hay registro desde el siglo séptimo antes de Cristo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que publica la lista roja de especies amenazadas, en la que el atún rojo del Atlántico (Thunnus thynnus) aparece como especie en peligro.

El presidente del comité español de la UICN, Carlos Sánchez, recordó a EFE que la comisión de supervivencia de especies del organismo, que gestiona la "lista roja", está en constante revisión y la actualiza anualmente, la última vez el pasado mes de septiembre durante la reunión plenaria que se celebró en Jeju, Corea del Sur.

Como muchos grandes cazadores, el atún se mueve para comer y para reproducirse y en torno a estas actividades recorre largas distancias entre las dos costas del Atlántico, donde lo esperan pescadores de almadraba, de palangre, de cebo vivo y de cerco, este último el mas industrializado y el que se consolida en el Mediterráneo.

Aunque la ciencia apunta a que los atunes vuelven a desovar al mismo lugar en el que nacieron, el Mediterráneo en el Oriente, y el Golfo de México, en el Occidente, las nuevas técnicas de rastreo demuestran que hay gran intercambio entre las poblaciones de ambas orillas del océano, que se alimentan juntas, pero que el ICCAT considera de forma independiente.

En el Atlántico oriental y el Mediterráneo solo se permite pescar ejemplares de mas de cinco años, cuando alcanzan la edad reproductora, con aproximadamente 30 kilos.

Cuanto más grande es el ejemplar, se registra menos riesgo de mortalidad natural y mayor puesta de huevos, por lo que aumenta su probabilidad de alcanzar sus altas cotas de longevidad y se reproducirá mas veces.

Pero la temporada de pesca coincide con el periodo de desove, entre junio y julio, para lo que los atunes se reúnen en grandes cardúmenes en los que se rozan, contacto que desata el estímulo hormonal con el que se inicia la actividad reproductora de esta especie, que no se aparea y en la que el macho fecunda los huevos ya puestos por la hembra.

Como peces de sangre caliente, requieren, además, de amplias áreas de movimiento, con el que se refrigeran y les permite más margen de pesca.

Su voracidad apunta a que comen hasta siete kilos por cada uno de engorde, y en su dieta, oportunista, están sardinas, boquerones y arenques, de los que dan rápida cuenta con una digestión tres veces más rápida que la de cualquier otro pez.

De la recuperación de su "stock" y su restricción de pesca ya se concluye que el aumento de hasta un 50 % en la biomasa de atún repercutirá en el ecosistema.

En un sistema cerrado, en el que todo se relaciona, si hay más atunes, habrá menos sardinas.

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