El Banco de Japón prevé un PIB negativo en 2011 y frenazo de la recuperación

  • El Banco de Japón (BOJ) revisó hoy a la baja sus previsiones para el año fiscal 2011, que termina en marzo, y advirtió de que el PIB se contraerá un 0,4 por ciento entre signos de que la recuperación de la tercera economía mundial se ha encallado.

Tokio, 24 ene.- El Banco de Japón (BOJ) revisó hoy a la baja sus previsiones para el año fiscal 2011, que termina en marzo, y advirtió de que el PIB se contraerá un 0,4 por ciento entre signos de que la recuperación de la tercera economía mundial se ha encallado.

La nueva estimación del BOJ presenta un panorama más sombrío del dibujado el pasado octubre, cuando el emisor nipón auguró un crecimiento del 0,3 por ciento de la economía de Japón durante este ejercicio.

"La actividad económica de Japón ha permanecido más o menos plana, sobre todo por los efectos de la ralentización de economías extranjeras y de la apreciación del yen", advirtió en un comunicado el comité de política monetaria del BOJ, al término de su reunión mensual de dos días.

Después de verse sacudida por el terremoto y tsunami de marzo de 2011, la economía nipona había emprendido en los meses posteriores la senda de la recuperación, sostenida por la rápida restauración de la cadena de suministros y la producción industrial.

Sin embargo, la difícil situación de la economía global y la trayectoria al alza del yen, en máximos históricos frente al euro, se han traducido en un frenazo de esa mejoría.

"La recuperación se ha retrasado hasta la primera mitad del año fiscal 2012", indicó hoy el gobernador del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa, en una rueda de prensa tras la reunión del comité monetario.

Para el BOJ, la incertidumbre sobre la crisis de deuda soberana en Europa "puede resultar en un crecimiento más débil no solo de la economía europea, sino también de la economía global, especialmente por sus efectos en los mercados financieros".

Para el año fiscal 2012, que empieza en abril, el banco central de Japón espera una expansión del PIB del 2 por ciento, dos décimas menos de lo que pronosticó el pasado octubre, mientras que para 2013 se espera un incremento del 1,6 por ciento, una décima más de lo previsto.

Ante el parón en la recuperación, el Banco de Japón mantuvo hoy los tipos de interés entre el cero y el 0,1 por ciento, el nivel en el que están desde octubre de 2010, sin perspectivas de que vaya a cambiar esta política a corto plazo.

Se espera que el impacto del terremoto, de la fortaleza del yen y de la incertidumbre que rodea la economía global se refleje en la balanza comercial de Japón de 2011, que por primera vez en tres décadas podría ser negativa.

El Ministerio nipón de Finanzas divulga mañana, miércoles, las cuentas comerciales de diciembre -que se espera reflejen números rojos por noveno mes consecutivo- y de todo 2011, un año que previsiblemente será el primero, desde 1980, que Japón cierre con déficit comercial.

A ello se suma el elevado déficit fiscal de un país que, además, carga con la mayor deuda pública del mundo industrializado, de cerca del doble de su PIB.

Sanear las cuentas públicas es una de las prioridades del Gobierno que lidera Yoshihiko Noda, un acérrimo defensor de la disciplina fiscal que hoy, en su discurso en la apertura del periodo de sesiones del Parlamento, se comprometió a llevar adelante una polémica reforma fiscal.

Ésta incluye una controvertida subida del impuesto sobre el consumo desde el 5 actual hasta el 10 por ciento para 2015, una medida que sin embargo no parece suficiente para cumplir la meta de reducir a la mitad el déficit presupuestario en los próximos cuatro años y cerrar 2020 con superávit.

Según un estudio de la Oficina del Gabinete difundido hoy, por sí sola la reforma fiscal prevista es insuficiente y es imprescindible "mejorar el equilibrio presupuestario" para poder lograr las metas fiscales y mejorar el escenario económico de Japón.

Así, el informe subraya que el impuesto sobre el consumo debería elevarse hasta el 16 por ciento, algo que suscita una encendida controversia en el país, temeroso de que ello provoque un frenazo en el crucial consumo interno, responsable del 60 por ciento del PIB.

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