El Cairo, 30 dic.- El primer ministro egipcio, Hisham Qandil, negó hoy que el país esté "en quiebra" pese a los graves problemas que atraviesa su economía, en particular el alto déficit presupuestario.
En una rueda de prensa, Qandil subrayó la necesidad de adoptar medidas para minimizar ese déficit, incluida la aprobación aún pendiente de un préstamo de 4.800 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI), la lucha contra la corrupción y una mejor aplicación de los subsidios.
"Los subsidios deben llegar a los necesitados, y los más afortunados no se niegan a que se adopten medidas para lograrlo", aseguró Qandil.
Además, reconoció que los últimos "problemas en el terreno político han influido de manera negativa en la economía", lo que motivó la suspensión de las conversaciones con el FMI y una caída del turismo.
Qandil no descartó que los precios aumenten pero aseguró que no afectarán a los pobres, sino que lograrán que los "ricos ayuden a los necesitados".
Al mismo tiempo, intentó calmar al pueblo egipcio al insistir en que los precios de los productos básicos como el pan y la gasolina no aumentarán.
Qandil anunció la llamada "Iniciativa nacional para el avance económico", cuyo objetivo es abrir un diálogo entre el Gobierno y los distintos sectores sobre los planes económicos para que el país salga de su crisis.
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