Ni tres días ha sido el Gobierno capaz de defender su propuesta de reforma de las pensiones. La avalancha de críticas desatada por la intención del Ejecutivo de elevar hasta los 67 años la edad de jubilación ha hecho temblar los cimientos de la reforma.
Lejos de intentar argumentar con datos que esta medida es necesaria, ante le progresivo envejecimiento, o que sigue la estela marcada por otras potencias mundiales, como Alemania, el Gobierno ha optado por recular y empezar a matizar su propuesta.
La primera en hacerlo ha sido la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía yHacienda, Elena Salgado. Esta mañana, durante una entrevista en Televisión Española, ha insistido en que la propuesta del Gobierno"está abierta" y "puede sermatizada" en la comisión no permanente del Pacto de Toledo.
Poco después, el titular de Trabajo, Celestino Corbacho, ha señalado que elevar la edad de jubilación hasta los 67 años "no tendría sentido como medida inmediata, cuando el mercado está destruyendo puestos de trabajo".
No obstante, ambos han recordado que la sociedad española se enfrenta a un problema demográfico cuyo clímax llegará en 2050, cuando los mayores de 65 años representen un tercio de la población.
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