El Palacio Güell de Gaudí reabre al público tras una restauración integral

  • Barcelona.- El Palacio Güell, primera obra de envergadura de Antoni Gaudí, que fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1984, reabre el día 25 sus puertas al público tras una restauración integral, que lo ha devuelto a las condiciones originales previstas por el arquitecto modernista.

El Palacio Güell de Gaudí reabre al público tras una restauración integral
El Palacio Güell de Gaudí reabre al público tras una restauración integral

Barcelona.- El Palacio Güell, primera obra de envergadura de Antoni Gaudí, que fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1984, reabre el día 25 sus puertas al público tras una restauración integral, que lo ha devuelto a las condiciones originales previstas por el arquitecto modernista.

La Diputación de Barcelona ha invertido en las obras realizadas en los últimos siete años, desde el cierre del edificio a la visita pública, cerca de 9 millones de euros.

En cuanto a las visitas que se realizarán a partir de ahora al edificio, no podrán superar las 800 diarias, pues la limitación del acceso -no más de 185 personas simultáneas- ha sido la exigencia irrenunciable del servicio de Bomberos para conceder los permisos de visitas culturales a un edificio de Gaudí que tiene, según González, "una movilidad reducida y escasas salidas de emergencias".

El origen del edificio está en el encargo que el industrial, político y burgués barcelonés Eusebi Güell hizo en 1885 a Gaudí para proyectar su nueva residencia en un lugar cercano a la Rambla, donde vivió durante casi veinte años con su mujer y sus hijos, hasta que en 1910 se instaló definitivamente en su casa del Parque Güell.

En el edificio, una de las primeras obras de Gaudí, que destaca por su innovadora concepción del espacio y el tratamiento de la luz, el arquitecto introdujo soluciones basadas en planteamientos muy personales y formas expresivas fruto de su imaginación a partir del uso de materiales nobles como la piedra, el mármol, la madera, el hierro forjado y los metales y el vidrio.

Tras una etapa de abandono, Mercè Güell, hija del industrial, cedió en 1945 el palacio a la Diputación de Barcelona, propietario desde entonces del inmueble, en el que ya realizó una importante restauración, sobre todo en la cubierta del tejado en 1982, pero a raíz de un desprendimiento de material de revestimiento de uno de los techos del salón central, en 2004 se cerró el edificio.

Desde entonces se ha acometido una restauración integral que partió de un estudio profundo del palacio realizado por dos universidades públicas catalanas.

El arquitecto jefe de las obras, Antoni González, ha dicho que el estudio determinó y calculó "las cargas mecánicas a que estaban sometidos, uno por uno, todos los techos, vigas, muros y pilares del edificio, algunos alterados por las rehabilitaciones anteriores a 1980, y que incluso se hizo un estudio geológico del subsuelo y una excavación arqueológica en la planta subterránea".

El criterio de los sucesivos proyectos que se realizaron, asegura González, ha sido "el respeto total por la obra original, basado en la corrección de las transformaciones que había sufrido y la revalorización de las condiciones primigenias previstas por Gaudí".

Y ese respeto por los orígenes implicaba tanto aspectos formales como el material, el color o la textura, como aspectos espaciales, quizá los más importantes, ha remarcado el responsable de la restauración.

Los trabajos realizados entre 2010 y 2011, referentes a los espacios interiores del edificio, han consistido en "la restauración de todos los elementos de revestimiento no tratados anteriormente, así como de los pavimentos y de todos los elementos ornamentales, muebles e inmuebles de piedra, cerámica, madera, hierro, metal, vidrio, piel, tejido o pan de oro".

También se han renovado las instalaciones de electricidad, climatización, iluminación, acústica, emergencia, comunicación, movilidad y se han construido nuevos servicios para las visitas y el personal, además de la musealización arquitectónica.

Aunque no ha sido posible recuperar el órgano original que había sido encargado al organista vasco Aquilino Amezua por el deterioro sufrido a lo largo de las décadas, en el actual edificio se erige un nuevo órgano, construido por el maestro Albert Blancafort, que sólo conserva las fachadas laterales con sus tubos de madera originales.

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