El rey exige comportamientos ejemplares y dice que la ley es igual para todos


El Rey aprovechó este año su Mensaje de Navidad para reclamar ejemplaridad a todos aquellos que ostentan responsabilidades públicas, en un discurso que se centró también en la crisis económica, el desempleo, la lucha contra el terrorismo y el cambio de Gobierno. Don Juan Carlos pidió a los ciudadanos y a las fuerzas políticas que trabajen con diálogo, altura de miras, generosidad, unidad y sacrificio para superar los “retos complejos” a los que se enfrenta España, y destacó el “rigor y acierto” con que actúa el Príncipe de Asturias como heredero de la Corona.
El Monarca reconoció que le preocupa “enormemente la desconfianza que parece estar extendiéndose en algunos sectores de la opinión pública respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones. Necesitamos rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos”. “Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas”, añadió, “tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar”.
En ese sentido, indicó que cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ética, “es natural que la sociedad reaccione. Afortunadamente vivimos en un Estado de Derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley”. “La justicia es igual para todos”, afirmó.
No obstante, señaló que no se deben generalizar los comportamientos individuales, so pena de cometer una gran injusticia con la inmensa mayoría de servidores públicos, y también de empresarios o trabajadores del sector privado, que, añadió el Rey, desarrollan su labor de forma ejemplar y honesta, puesto que en ese caso “se podría causar un grave daño a instituciones y organizaciones que son necesarias para la vertebración de nuestra sociedad”.
CRISIS ECONÓMICA
En su Mensaje de Navidad, don Juan Carlos se refirió a la que calificó como “severa crisis económica y financiera”, cuyas causas, dijo, son complejas y no son siempre fáciles de entender, “pero cuyos efectos negativos son para todos evidentes. Para muchos, tristemente demasiado evidentes por su dureza”.
“Es una crisis”, explicó, “que está llamada seguramente a modificar hábitos y comportamientos económicos y sociales. Si España ha alcanzado en los últimos decenios las más altas cotas de progreso y bienestar de su historia, ahora hemos de saber reconocer con humildad cuáles han sido los comportamientos en los que, como individuos y como grupo, hayamos podido equivocarnos”.
Para el Rey, sólo a partir de este reconocimiento, y con los mejores valores de la sociedad española por delante, se podrá comenzar a superar la crisis. “Será necesario para ello”, advirtió, “un planteamiento global, un enfoque de conjunto cuyas líneas maestras y medidas concretas corresponde diseñar, desarrollar y aplicar a los responsables políticos y a los agentes económicos y sociales”.
A este respecto, reiteró la necesidad de actuar conjunta y solidariamente desde los estamentos políticos y los agentes sociales. “Me corresponde, como Jefe del Estado, animar a esas instancias a trabajar sumando voluntades, no restándolas; acercando posiciones, no distanciándolas; buscando avenencias, no rechazándolas. Animarles a trabajar con diálogo y altura de miras, con rigor y convicción. Sé, sabemos todos, que el camino de la recuperación no será corto ni tampoco fácil, que exigirá sacrificios”, manifestó.
“Vivimos”, indicó, “una crisis de naturaleza global que ha puesto de manifiesto la dificultad de que cada país pueda afrontarla aisladamente. Las soluciones exigen establecer de forma coordinada medidas efectivas. En ese empeño se encuentra la Unión Europea y en él Europa encontrará a España en la vanguardia, como actor destacado que desea seguir jugando un papel relevante”.
Esta vocación europeísta, insistió, “gana valor y peso con la solidez de los lazos que nos unen con las naciones iberoamericanas y con nuestros vecinos de la orilla sur del Mediterráneo”.
DESEMPLEO
Don Juan Carlos subrayó que la consecuencia más dolorosa de la crisis es el desempleo y destacó “la elevada tasa de desempleo que sufrimos, moralmente inasumible para un país vertebrado, moderno y solidario como el nuestro. Es cierto que, en una coyuntura como la que vivimos, los temas que requieren una solución prioritaria se agolpan ante nuestra puerta, pero si tuviéramos que destacar la máxima prioridad creo que ninguno dudaríamos en señalar la lucha contra el desempleo como objetivo último y cierto”.
Por este motivo, hizo un llamamiento a ciudadanos, instituciones y administraciones públicas para que destinen los mayores esfuerzos a apoyar a los desempleados y sus familias.
“Con una cifra de parados inaceptable, y que lo es todavía más entre los jóvenes que buscan su primer empleo, quiero rendir un hondo homenaje de agradecimiento y admiración a las familias, cuya generosidad y entrega está siendo clave para que nuestro país mantenga los actuales niveles de estabilidad social. Todas las medidas que se adopten deben tener como objetivo final la recuperación del empleo, pues esta es la principal palanca que puede dar a cada individuo un horizonte de dignidad y estabilidad, y al conjunto de la sociedad una expectativa de prosperidad”, afirmó.
Pero también abogó por la defensa del Estado de Bienestar, necesario para mantener la indispensable cohesión social que la justicia distributiva reclama. Para lograr estos objetivos apostó por reforzar valores como la educación, el trabajo, el esfuerzo, la iniciativa, el compromiso y la solidaridad, entre otros.
TERRORISMO
El Monarca también se refirió al terrorismo, para destacar que la unidad de las fuerzas democráticas y la firmeza de los españoles en la defensa del Estado de Derecho han demostrado que los proyectos totalitarios no tienen cabida en la España democrática.
“Frente a la intolerable pretensión de los terroristas de tratar de conseguir objetivos políticos”, manifestó, “mediante el uso de la violencia, la amenaza, la intimidación o la extorsión, la sociedad vasca y el conjunto de la sociedad española han defendido su libertad y sus instituciones desde la legalidad, con el sacrificio y la eficacia de las Fuerzas de Seguridad, la permanente y decidida acción de la justicia y la generosa cooperación internacional Ahora es ya tiempo de que los terroristas entreguen sus armas asesinas y desaparezcan para siempre de nuestras vidas”.
El Rey tuvo un “recuerdo emocionado” para las víctimas del terrorismo y apuntó que la sociedad tiene contraída una permanente deuda de gratitud con el sacrificio y el dolor de todas las personas que perdieron la vida, quedaron mutiladas, fueron extorsionadas o se vieron obligadas a abandonar su tierra. “Su sacrificio”, concluyó, “no ha sido en vano”.
ELECCIONES
Finalmente, recordó que “hace cinco semanas los españoles, como dueños de su destino y en el ejercicio de sus derechos soberanos, han elegido a sus representantes a nivel nacional en unas elecciones generales que han dado como resultado la alternancia política”.
En este nuevo escenario que se abre, dijo, la Corona, en tanto que símbolo de la unidad y permanencia del Estado, seguirá haciendo todos los esfuerzos necesarios en favor de una convivencia integradora.
Don Juan Carlos terminó dando las gracias “a tantos españoles que en los últimos meses se han interesado por mi salud, felizmente recuperada”, y añadió que “en este tiempo, he podido apreciar, aún más si cabe, el rigor y el acierto con que mi hijo, el Príncipe de Asturias, me acompaña como Heredero de la Corona en el servicio a los españoles y a España, a su democracia, a su Estado de Derecho, a sus libertades, a su unidad y su diversidad, y a la defensa de sus intereses en todo el mundo”.

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