Entre la Depresión de Qattara y el Mar de Arena egipcio está la ciudad de Siwa, cerca de un oasis con el mismo nombre. En esta pequeña e histórica ciudad, que ha sido habitado por diferentes civilizaciones durante más de diez mil años, se construyó el hotel Adrere Amellal, cuyos arquitectos aprovecharon las ruinas abandonadas de las antiguas casas siwan.
El hospedaje en medio del desierto no tiene wifi, servicio telefónico, electricidad y otros beneficios modernos. A cambio, ofrece un cómodo y emocionante viaje al pasado, donde los huéspedes podrán disfrutar del cielo nocturno, la brisa del lago y el agreste paisaje desértico.
Las estructuras están hechas de una combinación de 'kershef' (una mezcla de sal de roca y barro) y respetan el diseño original de los antiguos habitantes. Las gruesas paredes de arena y roca absorben la intensa luz del sol desértico e irradian calor en las frías noches.
Todas las ventanas están colocadas estratégicamente para aprovechar la luz del sol y atrapar las brisas del desierto. De noche, todo el interior se ilumina con las hipnotizantes llamas de miles de lámparas.
Esto convierte al Adrere Amellal en un sitio encantador, con magia y respeto a la naturaleza. El artículo fue publicado en Designboom y las fotos son cortesía del hotel.
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