Eskenazi, el socio argentino de Repsol, desembarca en España con una sociedad de inversión

Hace apenas tres semanas que Enrique Eskenazi, uno de los empresarios más importantes de argentina, registró oficialmente Petersen Inversiones Spain, su nuevo brazo inversor, dirigido a adquirir participaciones tanto en sociedades cotizadas como en empresas no cotizadas del panorama español.

Esta sociedad se une a Petersen Energía y Petersen Energía Inversora, las otras dos empresas que Eskenazi tiene registradas en España, un país con el que empezó a estrechar relaciones en diciembre de 2007, cuando el Gobierno argentino lo eligió para encarnar la argentinización de YPF. Con este mandato, Eskenazi compró a Repsol el 15% de la ex petrolera nacional, por 2.200 millones de dólares (1.530 millones de euros), con derecho a adquirir otro 10%.

Tras este cambio de tornas, el interés de Repsol por Argentina ha ido en progresivo detrimento y el pasado ejercicio encargó la búsqueda de compradores para el 74% que todavía posee en YPF. Las petroleras chinas CNPC y CNOOC se mostraron interesadas en la operación, pero al final no llegó a cuajar, como tampoco llegó a buen puerto el objetivo de colocar un 20% de la filial argentina en bolsa.

Lejos de tirar la toalla, el grupo dirigido por Antonio Brufau ha dado una nueva vuelta de tuerca, al solicitar a Eskenazi la búqueda de algún inversor argentino, dispuesto a tomar una participación en YPF.

Llama la atención que estas conversaciones hayan coincidido en el tiempo con la creación de Petersen Inversión, la primera sociedad de Eskenazi en España con carácter puramente financiero.

Petersen Energía y Petersen Energía Inversora son, en realidad, las tenedoras del 15% que posee el empresario argentino en YPF. La primera ostenta el 14,9%, mientras que la segunda posee el 0,1%.

Tanto Sacyr como La Caixa, los accionsitas de referencia de Repsol YPF, verían con buenos ojos una venta de la filial argentina que inyectara liquidez a la petrolera, cuya fuerte caída de beneficios llevó a Brufau a tomar la decisión de reducir el dividendo un 19% el pasado mes de diciembre, desatando las iras del grupo constructor.