En España siguen existiendo frenos a la competitividad e importantes barreras para realizar negocios, mayores que en los países de nuestro entorno. Elevada burocracia, un entorno macroeconómico incierto y con una importante deuda pública, despilfarro o ineficiencia del mercado laboral actúan como principales obstáculos.
Pese a que la competitividad de España avanzó dos puestos en 2015 con respecto a 2014, según el Índice de Competitividad Global 2015-2016 elaborado por el Fondo Económico Mundial y el que ha participado el profesor de la Universidad de ColumbiaXavier Sala-i-Martin, el avance sólo es una ilusión óptica, ya que la clasificación de 2014 incluía a 144 países y la este año se redujo a 140. Suiza ocupa el primer puesto del ránking, en el que España compite con países como Estonia, República Checa, Taiwán o Estonia, alejada de otros países de otros países europeos.
El informa evalúa a los países a partir de 12 pilares de competitividad, distribuidos en tres bloques: requisitos básicos, potenciadores de la eficiencia y factores de innovación y sofisticación, en los que se incluyen aspectos como la salud, la educación, el entorno macroeconómico, las infraestructuras o la eficiencia del mercado laboral.Suspensos y sobresalientes
España recoge pésimas notas, que la colocan en la cola del ránking, en aspectos como confianza pública en los políticos, despilfarro público, acceso a la financiación, los impuestos sobre los beneficios o eficiencia del mercado laboral.
Mientras, recibe muy baja calificación en asuntos como independencia judicial, impuestos laborales o, por ejemplo, capacidad del país para retener el talento.
Entre los aspectos positivos, en los que España logra notas sobresalientes, estan las las infraestructuras (ocupa el puesto diez entre 140 países), que son calificadad de elevada calidad, tanto las terrestres, como las aéreas y portuarias. También el tamaño de mercado recibe un notable alto, ocupando en puesto 15 en la clasificación.
Los empresarios encuestados para elaborar el informe aseguran que entre los aspectos más problemáticos para hacer negocios en España están el acceso a la financiación, las tasas e impuestos, la burocracia ineficiente, la regulación laboral restrictiva, la poca capacidad para innovar o la corrupción.
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