"Extraterrestre",romántica y de alienígenas, de Vigalondo, provoca carcajadas

  • Alicia G.Arribas.

Alicia G.Arribas.

San Sebastián, 20 sep.- El cineasta Nacho Vigalondo ha presentado hoy en San Sebastián fuera de concurso porque prefiere "evitar las tensiones de la competición", dice, su segundo largometraje, "Extraterrestre", una historia en la que la ciencia ficción y la comedia romántica "colisionan" y provocan carcajadas.

"Lo que más me gusta es la mezcla de dos géneros que no tienen nada que ver, precisamente por ver cómo uno podía alimentar a otro", explica el director en una entrevista con EFE.

Vigalondo, actor -lo veremos en "La chispa de la vida", de Álex de la Iglesia- antes que realizador, ha conseguido un tono de comedia con Michel Jenner, Raúl Cimas y Carlos Areces del que está muy satisfecho: "Michel -dice- es como maquinaria de precisión" y, además, el guión fue retocado para que se ajustase a ellos "como un guante".

Julio (Julián Villagrán) despierta en una cama sin recordar lo ocurrido la noche anterior, con resaca y al lado de una chica preciosa de la que tampoco sabe el nombre; es Julia (Michel Jenner), que espera la llegada inminente de su novio Carlos (Raúl Cimas).

Enseguida notan que pasa algo, porque no funcionan los teléfonos ni internet, y, al asomarse a la ventana (de una casa situada en el centro de Madrid) ven un enorme platillo volante, de unos siete kilómetros de diámetro, según calcula Julio, sobrevolando la ciudad.

Ángel (Carlos Areces), un vecino pesado, enamorado de Julia, les informa de que la ciudad ha sido evacuada y que lo mejor es quedarse donde están. Pero llega Carlos.

A partir de ese momento, las mentiras toman el guión y el equívoco llega hasta el punto de ingeniar un platillo volante...con su taza, que circula por Madrid como prueba de los alienígenas se han infiltrado, no se sabe cómo ni para qué, entre los habitantes de la ciudad.

"Extraterreste" es muy diferente del thriller "Los cronocrímenes" (2007), de planteamientos "casi opuestos", explica Vigalondo, quien afirma que se trata de una decisión consciente y pensada: "es que quiero comprar libertad con mis primeras películas, que la gente no esté esperando cosas concretas", resume.

Vigalondo asegura que quería utilizar en esta película un elemento que él considera "muy provocativo" para darle mayor atractivo a la película: "utilizar un marco casi apocalíptico para contar una historia insignificante. Y entiendo que puede resultar violento", apunta.

En San Sebastián, el público que abarrotaba la sala en este primer pase, se rió con ganas y dedicó sonoros aplausos al director.

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