Fahem Boukadous, periodista tunecino: "Las redes sociales jugaron un papel fundamental"

  • El periodista y activista Fahem Boukadous habla de la revolución siete meses después. Fue el único informador de las primeras revueltas en 2008. Aquello le costó la cárcel, torturas y diversos periodos en clandestinidad.
El periodista y activista Fahem Boukadous habla de la revolución tunecina
El periodista y activista Fahem Boukadous habla de la revolución tunecina
lainformacion.com
Lola García-Ajofrín, Túnez

Es uno de esos héroes sin querer. Él solo quería hacer periodismo. Pero sus constantes entradas y salidas de la cárcel, las torturas y los períodos en clandestinidad por informar sobre las injusticias del régimen le han concedido un espacio en la nueva historia que construye su país, Túnez.

Al periodista y activista Fahem Boukadous (El Regueb, Sidi Bu Zayd, Túnez, 1970) le confirió la fama ser el único informador de las primeras protestas sociales del país, en 2008. Aquello le costó también la clandestinidad durante 16 meses, y 189 días en prisión "por asociación delictiva contra la población y contra sus propiedades".

Hoy, siete meses después y ya en la calle, recibe a lainformacion.com en el centro para la Libertad de prensa de la capital tunecina. Sirve unos vasos de agua y fuma, sin parar. Ni el asma ni la persecución policial, a la que ha estado sometido desde 1998, han consumido sus dos pasiones: el tabaco y el periodismo.

Enciende un cigarro tras otro mientras relata que, precisamente, le sorprendió en la cárcel la huida del dictador Ben Alí, el pasado 14 de enero. Se enteró por su esposa esa semana, en la visita de los lunes, aunque ya le habían chivado algo el doctor de prisión y los guardias. "En la clandestinidad se aprenden muchas cosas", bromea.

¿Cómo influyeron las manifestaciones de 2008 en la salida de Ben Alí, en 2011?

Los tunecinos se habían manifestado en otras ocasiones, pero las movilizaciones de 2008 son claves para la revolución y la salida de Ben Alí. Las rebeliones en el área minera de Gafsa sirvieron de prueba contra un régimen ya agrietado. El presidente decidió destruir el movimiento de raíz y dio la orden a asaltar ciudad de Redeyev. Cerca de 4.000 policías saquearon las casas, destruyeron el mobiliario y golpearon a las mujeres. Dejaron dos muertos. Ese fue el inicio de todo.

¿Cubrió la prensa las manifestaciones de 2008?

Aunque aquellos hechos fueron importantes para difundir el espíritu revolucionario posterior, estuvieron muy controlados por la policía. Prácticamente ninguna agencia de noticias ni televisión accedieron a la cuenca minera. Eso me convirtió en el único periodista que cubrió ese gran movimiento.

¿Por qué no se hizo?

Primero, porque era muy difícil acceder al pueblo, con policías por todos lados. Era una población de 21.000 habitantes, rodeada por más de 4.000 policías. Por otra parte, ni prensa tunecina ni extranjera asumió la responsabilidad de informar e informarse de lo que pasaba. En países y pueblos en conflicto necesitamos no solo a periodistas que busquen información sino el coraje de esos periodistas.

¿Cuántas veces ha sido arrestado?

Durante los seis meses de movilizaciones fui arrestado cinco o seis veces. Fui acosado, golpeado. Me confiscaron mi equipo, varias veces y acosaron a mi familia. Tanto con [Habib] Bourguiba [el primer presidente de la República de Túnez, entre 1957 y 1987] como con Ben Alí, ha sido muy difícil trabajar de periodista. El régimen no ha matado periodistas pero ha matado el oficio.

Estaba en prisión cuando Ben Alí abandonó el país. ¿Cómo se enteró de la noticia?

Mi esposa, que venía todos los lunes, me dio la noticia. Antes, también me ayudó la información del médico de prisión y algunos guardias. En la clandestinidad se aprenden muchas cosas. A pesar de estar detrás de los barrotes de Ben Alí conseguí estar informado.

¿Cómo ve Túnez siete meses más tarde?

Independientemente de la teoría de la revolución, siempre he tenido una sensación de optimismo. Pensé que el cambio llegaría algún día, por eso he continuado luchando durante 20 años. He pasado cinco años de mi vida en clandestinidad y más de dos en prisión. Es por eso, que después de la revolución, soy aún más optimista. Estoy seguro de que un pueblo con coraje como el tunecino llegará a construir un Estado de derecho y democrático.  

¿Cuál cree que ha sido el elemento más influyente en esta revolución: Internet, la educación y el empleo, el momento social y económico?

Es verdad es que las redes sociales han jugado un papel fundamental, pero son las dificultades en la sociedad y la economía las que sacan a la gente a la calle. El coraje para cambiar las cosas, la revolución, no nace de la nada, por magia, sino de años de lucha en contra de Ben Alí.

¿Y la educación?

Es cierto que en Túnez hay mucha población cualificada y sin trabajo. Este factor es importante, pero no el único. La prensa extranjera se encargó de titularla la revolución de la juventud, pero para los tunecinos en la revolución de la libertad y la dignidad.

¿Qué papel han jugado las mujeres en esta revolución?

A diferencia de las de otros pueblos árabes, las tunecinas participan mucho en la vida pública. Tenemos mujeres políticas, activistas, etc. Esto se nota, sobre todo, a partir de 2010 y de la revolución. La sociedad tunecina es una sociedad abierta y moderada al respecto.

¿Qué cree que pasará después de las elecciones de octubre?

Espero la constitución de un Estado de derecho que respete la legalidad, la democracia, la igualdad, así como la libertad de prensa, de expresión y de religión.

¿Cubrirá estas elecciones?

¡Por supuesto!, pero lo más importante es que en el Instituto de la libertad de prensa vamos a dar la formación necesaria a otros periodistas para que puedan cubrirlas.

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