Fainé gana el órdago que lanzó para presidir las cajas de ahorros

  • El presidente de La Caixa y nuevo patrón de las cajas de ahorros es el gran triunfador del pacto sellado entre el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy. Todas sus reivindaciones se han cumplido: acelerar los procesos de fusión, abrir nuevas vías de financiación y reformar cuanto antes la Ley de Cajas.
Ruth Ugalde

El presidente de La Caixa, Isidro Fainé, ha conseguido en quince días lo que Bruselas lleva pidiendo un año: acelerar la reestructuración del sistema financiero español. Pero no sólo eso, el nuevo patrón de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) ha abierto la puerta para semiprivatizar a estas entidades y darles el marco jurídico necesario con la reforma de la Ley de Cajas (Lorca).

Suma y sigue, porque, en realidad, estos tres puntos que ayer pactaron el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, fueron las condiciones que puso sobre la mesa Fainé hace mes y medio, cuando se le pidió que presidiera la CECA.

Su nombramiento contaba con el apoyo de PSOE, PP y nacionalistas, el férreo respaldo de las grandes cajas del país, con Caja Madrid y Rodrigo Rato a la cabeza, y el innegable respeto que tiene el presidente de La Caixa en todo el sector financiero.

Sin embargo, Fainé sólo aceptó la propuesta a cambio de poder ejecutar las reformas que, en su opinión, necesita el sistema. Sin guerras políticas de por medio. Y lo ha conseguido, llevándose como premio el acuerdo que permitirá a las cajas emitir cuotas participativas con derechos políticos, una vieja reivindicación de las grandes entidades, necesitadas de nuevas vías de financiación que les permitan financiar sus ambiociosos planes de crecimiento.

Esta novedad supone, de facto, una semiprivatización de las cajas, ya que conlleva la entrada de inversores privados los órganos de gobierno de estas entidades, coto hasta ahora cerrado a políticos, sindicatos y entidades fundadores.

Este radical cambio, que ha sido criticado por los representantes de los trabajadores y algunos partidos nacionalistas ante su pérdida de poder, conlleva también modificaciones normativas, que Fainé ha conseguido acelerar, al arrancar a Gobierno y oposición el compromiso de reformar la Lorca en tres meses, cuando el anterior calendario contemplaba empezar a modificarla a partir de verano, una vez se hubiera completa el proceso de fusiones de cajas.

Sin embargo, toda la reestructuración del sector se ha ido dilatando, hasta el punto de haber llegado a poner en peligro el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), ya que el próximo 30 de junio caduca el plazo dado por Bruselas para recurrir a él.

La inmediatez de esta fecha ha convencido tanto al Ministerio de Economía como a Fainé de la necesidad de acelerar los acuerdos entre las entidades, de forma que Elena Salgado puede presentarse en Bruselas con un nuevo mapa de las cajas de ahorros, tan elaborado, que le permita pedir otra prórroga de seis meses al FROB.

Europa, si constata que efectivamente España ha hecho los deberes y tiene encauzada toda la reestructuración financiera, debería ver con buenos ojos esta petición y aceptarla. Pero, si Salgado se presenta con el panorama actual (apenas un tercio de las entidades está inmerso en procesos de fusión) saldrá con una sonora reprimenda, algo nada deseable con la tormenta de críticas que está recibiendo España, que podría poner todavía más en duda la solvencia del país.

Consciente de esta amenaza, Fainé lanzó un claro órgado el pasado 17 de marzo, cuando se le propuso oficialmente como candidato a presidir la caja: ejecutar cuanto antes los cambios que necesita el sistema financiero. Y por el momento, lo ha ganado.

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