Ferrán Adriá expresa su afán por una fundación porque no le interesa el dinero

  • Santiago de Compostela.- El cocinero catalán Ferrán Adriá afirmó hoy su intención de convertir su restaurante El Bulli, en la localidad gerundense de Roses, en una fundación porque asegura que quiere seleccionar a "amigos" para trabajar en el proyecto, ya que confesó: "no me interesa el dinero".

El Bulli será una fundación "privada" y "sin ánimo de lucro", según Ferrán Adriá
El Bulli será una fundación "privada" y "sin ánimo de lucro", según Ferrán Adriá

Santiago de Compostela.- El cocinero catalán Ferrán Adriá afirmó hoy su intención de convertir su restaurante El Bulli, en la localidad gerundense de Roses, en una fundación porque asegura que quiere seleccionar a "amigos" para trabajar en el proyecto, ya que confesó: "no me interesa el dinero".

Adriá hizo estas declaraciones en una conferencia de prensa en el Fórum Gastronómico que se celebra en Santiago de Compostela y que acoge a profesionales de la gastronomía de varios países.

El cocinero afirmó que la fundación, cuyo nombre todavía no ha decidido, pretende ser una especie de "think tank" o laboratorio de ideas que organice diversas actividades para "pensar sobre la gastronomía, sobre todo de vanguardia" y a la que puedan acudir anualmente jóvenes para desarrollar su creatividad.

Adriá afirmó que su deseo es que la nueva fundación "enseñe a pensar" a los cocineros del futuro, como hacen las universidades, pero aseguró que "no será una escuela".

"La selección será durísima", advirtió Adriá acerca de los aspirantes a una de las 20 a 25 becas que pretende convocar anualmente, una vez establecida la fundación, a partir de 2014.

Señaló que será una fundación privada, aunque pueda tener acuerdos con instituciones públicas, y apuntó que el restaurante será así "más relajado" y evitará la presión, por que "si no se nos iría la olla", comentó.

Indicó que su restaurante, que ha sido galardonado con numerosos premios y distinciones, continuará funcionando como tal en los próximos tres años para luego convertirse en una especie de aula y laboratorio de ideas, y a la vez difusora del conocimiento mediante la publicación de libros, audiovisuales y otros artículos.

Adriá rechazó que su decisión de instaurar una fundación tenga vínculo alguno con la actual situación económica, pero señaló que si bien nunca se consideró "el mejor cocinero del mundo", sí admitió haber tenido "suerte" y opinó que por ello tiene un compromiso con la población particularmente en estos momentos en que "hay que arremangarse" ante una situación "muy difícil".

"Los restaurantes lo están pasando muy mal y hay gente que se va al paro", dijo el prestigioso cocinero, quien indicó que tiene previsto participar en una iniciativa en Madrid el próximo 4 de marzo a petición del Gobierno.

Previamente, en una presentación de los platos del restaurante El Bulli en el Fórum Gastronómico, Adriá confesó que la transformación de ese establecimiento en una fundación es "una de las cosas" de las que está más orgulloso.

"En quince años hemos revolucionado la cocina", dijo, y apuntó que su deseo ahora es "ayudar a formar a la gente joven" porque "muchos de nosotros ya tenemos las lentejas cocidas".

Preguntado acerca de la decisión de Italia de prohibir la utilización de determinados aditivos y productos químicos, entre ellos el nitrógeno, de la denominada "cocina molecular" que caracteriza algunos de los platos de Adriá, el cocinero consideró que "no es un problema de España".

Recordó que fueron cocineros franceses los que empezaron primero utilizando el nitrógeno y dijo que ahora "hay diez mil" que recurren a esas técnicas.

Adriá, que se quedó asombrado de la intensidad de la lluvia en Galicia, destacó que hay cocineros gallegos como "Marcelo -Tejedor- que está al máximo nivel mundial".

Destacó que la "alta cocina" en España ha conseguido en los últimos años un amplio reconocimiento internacional y consideró que su iniciativa permitirá que "el espíritu de El Bulli no morirá, porque la fundación está por encima de las personas".

El restaurante proseguirá su labor, incluido una vez que se convierta en fundación, y el objetivo, según Adriá, "no es ser el número uno sino estar entre los mejores" del mundo.

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