¿Ha sobornado Rupert Murdoch al Gobierno de Cameron?

  • James Murdoch acusó al ministro Jeremy Hunt de haber ayudado en secreto al grupo News Corporation para lograr el control del grupo televisivo Sky. Ahora, el empresario parece haber empezado una ofensiva personal contra el ya de por sí debilitado Gobierno de Cameron. Aunque hoy un nuevo informe parlamentario sobre News of the World puede traer un nuevo varapalo al magnate.

Barry Neild, Londres (Reino Unido) | GlobalPost

El año pasado Rupert Murdoch se mostró apesadumbrado ante los legisladores británicos por el escándalo de las escuchas telefónicas en las que estaban implicados sus periódicos. Les dijo que ese era el día "más humilde" de su vida.

El escándalo le costó una de sus cabeceras más rentables, el tabloide News of the World, y posibles cargos criminales contra su lugarteniente de confianza, Rebekah Brooks, así como la detención de una docena de reporteros de su querido Sun.

Ahora, Murdoch parece estar pasando a la contraofensiva. Él y su hijo James estuvieron en el Reino Unido la semana pasada para participar en la comisión Leveson, una investigación judicial sobre la prensa que comenzó el año pasado después de que se supiera que periodistas de las cabeceras de Murdoch pinchasen los buzones de voz de destacados personajes públicos.

Pero en esta ocasión, él y su familia parecen haberse revuelto contra el "establishment" británico, añadiendo presión sobre el primer ministro David Cameron y colocando a un ministro clave en el centro de la polémica.

En su testimonio del pasado martes, James Murdoch mostró documentos que parecían demostrar que el ministro Jeremy Hunt, encargado de evaluar la oferta de 13.400 millones de dólares hecha por el grupo News Corp de Murdoch para lograr el control de British Sky Broadcasting, les habría estado ayudando en secreto.

Las revelaciones rápidamente impactaron en el Gobierno de Cameron, quien salió a reiterar su confianza en Hunt, encargado de supervisar los Juegos Olímpicos 2012. Mientras tanto, Hunt se vio obligado a defender sus acciones en el parlamento, negando haber abierto una puerta trasera a News Corp para influir en la puja.

En un intento por controlar los daños, un asesor de Hunt, Adam Smith, eslabón clave en la comunicación con James Murdoch, presentaba su renuncia, al tiempo que un aparentemente relajado Rupert Murdoch subía al estrado para negar haber influido de manera alguna en los políticos británicos.

La oferta de News Corp para comprar BSkyB se descartó el año pasado, tras el escándalo de las escuchas telefónicas, algo que dañó las otrora cordiales relaciones entre Murdoch y Cameron. Esta ruptura parece haber establecido el tono de la reaparición de Murdoch.

Incluso antes de comparecer ante la comisión Leveson, Rupert Murdoch dio la impresión de estar a la ofensiva con el Gobierno británico. El mes pasado se quejo en Twitter de los "viejos pijos y conservadores", lo que se interpretó como una andanada contra el poder británico.

Y hubo más cuando llegó a Londres hace dos fines de semana. En un tuit criticó las políticas económicas del Gobierno de Cameron. "El Gobierno está enviando al FMI otros 10.000 millones para salvar el euro. Debe de estar loco", escribió.

La ofensiva de Murdoch y la interrogante sobre Hunt no podrían llegar en peor momento para Cameron. Su Gobierno ya está siendo linchado por una reciente crisis con la gasolina y por unos presupuestos que han sido ridiculizados en el parlamento como un "desastre absoluto".

Una reciente encuesta muestra que los conservadores en el Gobierno han perdido su ventaja sobre el Partido Laborista, fundamentalmente como consecuencia de los presupuestos.

Para empeorar aún más las cosas, el miércoles pasado se anunció que Gran Bretaña ha entrado de nuevo en recesión, pese a los pronósticos de una recuperación económica.

Pese a sus tuits, Murdoch insiste en que él no está en contra del Gobierno. Preguntado por el miembro de la comisión Richard Jay sobre si eran ciertos los "rumores" de que no había perdonado a Cameron, dijo que no. Y añadió: "No se tome mis tuits demasiado en serio".

Se había especulado mucho con que Murdoch usaría su aparición en la comisión para lanzar una ofensiva en toda regla contra el primer ministro británico. Algunos habían barajado la posibilidad de que sus revelaciones podrían dañar directamente a Cameron, poniendo incluso su cargo en peligro.

La integridad de Cameron está siendo cuestionada desde algunos sectores debido a la estrecha relación que mantuvo antaño con el imperio Murdoch y con personajes muy vinculados al escándalo de las escuchas telefónicas, en particular el ex director del Sun, Andy Coulson, quien trabajó como asesor de prensa del primer ministro.

Pero en lugar de atacar, Murdoch pasó gran parte de su comparecencia negando recordar determinadas reuniones con líderes políticos y rechazando vigorosamente cualquier influencia real sobre los mandatarios británicos. "Nunca le he pedido nada a un primer ministro británico", dijo.

Declaró no haber pedido favores a Margaret Thatcher o Tony Blair, y que tampoco se los habían ofrecido. También negó haber hablado del BSkyB con Cameron.

Mientras tanto, en la Cámara de los Comunes, un agobiado Cameron entonaba una especie de "mea culpa". "Creo que todos nosotros, en ambos bandos de esta cámara, se lo pusimos muy cómodo al señor Murdoch", dijo a sus colegas parlamentarios.

La última vez que Murdoch fue interrogado en el Reino Unido, acabó con una tarta de crema en medio de la cara. Esta vez, parece que es el turno del Gobierno.

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