Inglaterra se ríe de sus fantasmas

  • El turismo inglés aprovecha sus numerosas leyendas y fantasmas y convierte a personajes como Jack el Destripador, Sweeny Todd o espíritus de castillo en una atracción con la que hacer reír al visitante.

Cynthia de Benito

Londres, 27 abr.- El turismo inglés aprovecha sus numerosas leyendas y fantasmas y convierte a personajes como Jack el Destripador, Sweeny Todd o espíritus de castillo en una atracción con la que hacer reír al visitante.

El 125 aniversario este año de los llamados "crímenes de Whitechapel", que dieron lugar a la leyenda de Jack el Destripador, sirve como excusa para potenciar la Inglaterra más violenta y atraer a curiosos de la trágica historia de esta región del Reino Unido.

VisitEngland, el organismo oficial de promoción de Inglaterra, ha desplegado una campaña para dar a conocer "las historias oscuras del país y los lugares embrujados, donde el más valiente puede experimentar las presencias paranormales que allí habitan".

Como plato fuerte existe la posibilidad de pasar una noche en el castillo de Oxford, una antigua cárcel medieval situada en esa localidad inglesa que desde 2006, cuando fue abierta al público tras una restauración que duró una década, recibe a decenas de turistas y médiums.

El tour, realizado a medianoche con una linterna y una "ouija" como único equipo, lo organiza "Hunted Hapennings" ("Fenómenos cazados"), una compañía británica que busca encontrar un espíritu y conversar con él "amigablemente".

Lejos del sobresalto y el miedo, los dos guías, bajo la estrategia del "poli bueno, poli malo", alientan al posible fantasma a "saludar" a los visitantes.

Si la presencia decide manifestarse, los guías agradecen efusivamente y entre risas al fantasma por su colaboración ("con todo el respeto del mundo", señala uno de ellos) y se despiden de él hasta que se produzca la próxima visita.

Esta fórmula desenfadada hacia las historias trágicas de Inglaterra se extiende a la capital británica, donde una de sus atracciones turísticas más conocidas, el "London Dungeon" ("las mazmorras de Londres"), acaba de completar su renovación.

Un arlequín armado con un laúd anima desde la puerta con bromas y chascarrillos a los viandantes a que pasen a las instalaciones, que han tenido una remodelación de 20 millones de libras (23,7 millones de euros) para transformar sus sótanos en un recorrido por la historia del crimen de la ciudad que abarca un milenio.

En orden cronológico, 18 actores representan algunas de las leyendas y acontecimientos que marcaron la ciudad, como las ejecuciones públicas ordenadas por el rey Enrique VIII -incluyendo la de su segunda esposa, Ana Bolena-, o el intento de atentado de Guy Fawkes contra el Parlamento el 5 de noviembre de 1605.

Al recorrido acompañan modernos efectos para sobresaltar y hacer reír al público, que visita la barbería en la que Sweeny Todd rebanaba con su navaja el cuello de sus clientes o el famoso pub "Ten Bells", donde algunas de las víctimas de Jack el Destripador tomaron su última pinta antes de cruzarse con el asesino.

Los famosos crímenes, que jamás fueron resueltos, celebran este verano su 125 aniversario con una industria del turismo macabro consolidada en el londinense barrio de Whitechapel, donde el bautizado Jack el Destripador actuó entre agosto y diciembre de 1888.

Allí se agolpan cada día varios tours organizados por decenas de empresas que hacen de la historia su modo de vida.

La actividad turística es tan numerosa que el ayuntamiento de Londres estableció hace años que sólo los guías que portaran una medalla específica tenían el permiso para poder contar la historia a los turistas.

Con ellos Jack vuelve a cobrar vida en las calles del este de Londres, paupérrimo y deprimido a finales del S.XIX; se visitan los lugares en el que las cinco víctimas oficiales del Destripador fueron encontradas y se repasan algunas de las teorías más descabelladas sobre el móvil de los asesinatos.

También aquí se habla de muerte y tragedia en un tono desenfadado y entre risas se apunta el nombre de distintos sospechosos, desde el barbero con conocimientos quirúrgicos suficientes para destripar a una persona hasta un nieto de la mismísima reina Victoria. EFE cdb/psh/chs

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