Irak y Brasil, unidos por el pollo

  • Los brasileños lo llaman "frango" y los iraquíes "dajjaj", pero todos se refieren a lo mismo: pollos.Las exportaciones directas de Brasil a Irak han aumentado vertiginosamente en los últimos años. Desde prácticamente cero exportaciones antes de la ocupación de EEUU se ha pasado a 78 millones de euros en 2008 y a 183 millones en 2009, con las aves de corral al frente de esta particular revolución comercial.
Brasil exporta a Irak 4,5 kilos de pollo por cada iraquí
Brasil exporta a Irak 4,5 kilos de pollo por cada iraquí
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Seth Kugel | GlobalPost

(Sao Paolo, Brasil). El pollo y todos sus derivados suman hasta el 80 por ciento de las exportaciones brasileñas a Irak.Según las cifras difundidas por el Gobierno de Brasil, los importadores iraquíes han pagado 199 millones de dólares (cerca de 146 millones de euros) por recibir 142 millones de kilos de alitas, buñuelos, menudillos, etc. Esa cifra representaría ya en sí unos 4,5 kilos de pollo por cada iraquí, pero la cifra real puede ser incluso hasta tres veces mayor.

Según la Cámara de Comercio e Industria Brasileño-Iraquí, que certifica la calidad de los productos brasileños que se venden a Irak, dos tercios de las exportaciones se están enviando a través de un tercer país, que suele ser Kuwait.En 2009, Irak se convirtió en el noveno mayor importador mundial de pollo de Brasil, avanzando desde el puesto 14 en 2008.A primera vista, los dos países no parecen destinados a ser socios comerciales: no comparten el mismo idioma o cultura; están en lados opuestos del planeta... y Brasil produce su propio petróleo. Es más; si bien los libaneses y los sirios conforman importantes comunidades en Brasil, la población inmigrante iraquí es minúscula y ni siquiera hay un embajador de Irak en Brasilia (aunque sí hay una embajada).

Pero la asociación tiene mucho sentido: hasta la invasión estadounidense en 2003 las importaciones en Irak eran muy restringidas debido a las sanciones internacionales. Cuando el comercio se reabrió, los iraquíes tuvieron que empezar desde cero. El nivel de producción y la capacidad de las empresas brasileñas se ha disparado en la última década, y el país está ansioso por abrirse a nuevos mercados.Brasil es una fuente natural de derivados del pollo para Irak. No sólo porque acoge algunos de los mayores procesadores de carne y aves del mundo, como Brasil Foods, sino que el país lleva décadas exportando pollo a Oriente Medio, al menos desde 1970, y muchas empresas ya están acostumbradas a matar a los animales siguiendo el rito halal.

"Cuando se habla sobre Irak, la primera cosa que piensa la gente es en las bombas, pero también hay 30 millones de habitantes allí que comen, beben y que llevan vidas normales", dice Jalal Chaya, presidente de la Cámara de Comercio. "El país está empezando casi desde cero. Tan sólo produce dátiles y petróleo. Todo lo demás se tiene que importar".

Chaya, un iraquí cristiano, se trasladó a vivir desde Kirkuk a Sao Paulo en 1978, cuando tenía 15 años, fundamentalmente para librarse del servicio militar obligatorio. Calcula que por entonces había unas 50 familias iraquíes en Brasil. Un cuarto de siglo después, en medio de una exitosa carrera profesional que le ha llevado a vender karts y hasta producir la edición brasileña del musical "Hair", Chaya es una de las personas que han contribuido a fundar la cámara de comercio bilateral.

Con sus 12 empleados a tiempo completo en Brasil y unos cuantos más en Irak, la institución ayuda a promocionar el comercio entre ambas naciones.Chaya no es uno de los que trabaja a tiempo completo para la cámara. Ahora está metido de lleno en el negocio de la distribución de ropa interior. Pero él es la cara visible de la Cámara, y considera que su papel como mediador es crucial. "Cuando trabajo con brasileños, es como si fuese de aquí; cuando trabajo con iraquíes, es como si fuese de Irak", apunta.

Vestido con un elegante traje y hablando un fluido portugués con marcado acento extranjero, es la viva imagen de inmigrante convertido en empresario de éxito. "Sabemos lo que necesita Irak, y sabemos lo que Brasil puede aportar", dice. "Brasil tiene muchos más productos que se pueden vender en ese mercado". Según él, las ventas podrían incluir camiones y material de construcción, pero de momento lo que triunfa sobre todo es el pollo.

Los informes del Gobierno brasileño indican que entre el resto de exportaciones a Irak figuran productos de vacuno, tractores, excavadoras y azúcar. En los últimos puestos de las exportaciones también hay 1.139 dólares en vestidos de algodón y 4.820 dólares en gofres y obleas.La Cámara de Comercio también está intentando atraer a empresas constructoras, que en Brasil abundan, para que participen en un proyecto para construir 2.000 casas en Irak. También ha ayudado a organizar visitas de altos funcionarios de Irak a Brasil, incluyendo la de los ministros de Planificación e Industria el año pasado.

Chaya dice que los iraquíes se quedan invariablemente sorprendidos por la variedad y la escala de la producción industrial que ven en Brasil.La institución tiene su sede en unas elegantes oficinas en el exclusivo barrio de Jardins, en Sao Paulo. En la zona de recepción, decorada con las banderas de Brasil e Irak, se pueden ver retratos de sus respectivos presidentes, Luiz Inacio Lula da Silva y Jalal Talabani.

En estos momentos, la Cámara se prepara para inaugurar la primera sala de exposición permanente de productos brasileños en la ciudad de Sulaimaniyah, en el Kurdistán, un importante punto de entrada para los cargamentos comerciales que llegan por aire desde Europa y otros puntos de Oriente Medio. Lo llamarán "Made in Brazil".Otro objetivo de los empresarios es convertir las importaciones indirectas en directas, mejorando así la eficiencia comercial. Históricamente los productos brasileños han llegado a Irak a través de Kuwait y otros países. Este sistema triangular de exportaciones sumó el año pasado operaciones por valor de 343 millones de euros.

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