La captura y almacenamiento de CO2, clave en la estrategia sostenible de Repsol

  • Madrid.- La captura y almacenamiento de CO2 se perfila, junto a las fuentes renovables y la eficiencia energética, como una de las claves de la estrategia "verde" de la petrolera Repsol, que al igual que el resto de compañías energéticas se ve obligada a buscar alternativas que hagan sostenible su negocio.

La captura y almacenamiento de CO2, clave en la estrategia sostenible de Repsol
La captura y almacenamiento de CO2, clave en la estrategia sostenible de Repsol

Madrid.- La captura y almacenamiento de CO2 se perfila, junto a las fuentes renovables y la eficiencia energética, como una de las claves de la estrategia "verde" de la petrolera Repsol, que al igual que el resto de compañías energéticas se ve obligada a buscar alternativas que hagan sostenible su negocio.

Aunque los proyectos de captura del CO2 para luego almacenarlo en el subsuelo se encuentran en fase experimental, tecnológicamente ya es posible hacerlo y lo que falta para que esta alternativa se haga realidad es lograr que sea económicamente viable.

En una entrevista con Efe, el director del Centro de Tecnología de Repsol (CTR), Fernando Temprano, explicó que la petrolera invierte cada año 83 millones en I+D+i, de los que buena parte se emplean en mejorar las sostenibilidad de la compañía.

En su opinión, en todo el mundo, el mayor recorte de emisiones provendrá de la eficiencia energética, pero ésta no será suficiente si no va acompañada del uso de fuentes renovables y de la captura y el almacenamiento de CO2.

Las petroleras han mejorado mucho su eficiencia y colaboran en el terreno de renovables con los biocarburantes. En cuanto a la captura y almacenamiento de CO2 tienen mucho que decir por su conocimiento del subsuelo y por su experiencia en separar este gas del petróleo y del gas natural con el que se encuentra mezclado en los yacimientos.

No obstante, la mayor presión por empezar a usar esta tecnología la tienen las industrias con mayores emisiones, como las eléctricas o las cementeras, añadió Temprano, quien recordó que los dos únicos grandes proyectos en marcha en España corresponden a Endesa y la minera Hunosa, que cuentan con el apoyo económico de la Unión Europa.

El objetivo es "atrapar" el CO2 antes de que salga a la atmósfera, separarlo de otros elementos y, una vez purificado, inyectarlo directamente en el subsuelo para su almacenamiento, que puede hacerse en yacimientos vacíos o en formaciones salinas profundas (zonas embebidas de agua salada no apta para el consumo humano ni el riego), explicó.

Antes de que salgan por la chimenea, los gases de combustión se desvían mediante una tubería a una planta donde son tratados para separar los distintos componentes, tras lo que se obtiene una corriente pura de dióxido de carbono apta para inyectar en el subsuelo en estado supercrítico (similar a un líquido).

Repsol ya hace la captura en una planta que tiene en Bilbao, cuya producción de CO2 es vendida para la fabricación de bebidas gaseosas.

Las tecnologías básicas ya existen y ahora hace falta su desarrollo para hacerlo "más grande, más eficiente y más económico", afirmó Temprano.

Apuntó que, ahora, el 70% del coste corresponde a la captura, donde hay mucho margen para reducir costes, y el 30% al almacenamiento, que presenta menores posibilidades de abaratamiento porque hay garantizar que el gas permanece "encerrado" durante miles de años.

En el caso de España, donde apenas hay yacimientos de gas natural y petróleo, las formaciones salinas a gran profundidad son la principal opción para almacenar CO2, aunque la capacidad del subsuelo es limitada.

Según datos preliminares del Instituto Geológico y Minero, España podría almacenar en su subsuelo un total de 20 gigatoneladas (20.000 millones de toneladas) de CO2.

Si se tiene en cuenta que actualmente en España las emisiones suman aproximadamente 400 millones de toneladas al año, la capacidad de almacenamiento del subsuelo se limitaría a 50 años.

En cuanto a los riesgos que puede conllevar esta técnica, Temprano consideró que son mínimos y recordó que el CO2 ha formado parte del subsuelo desde hace miles de millones de años.

Una vez almacenado en zonas porosas y bajo rocas impermeables, lo importante es poder contar con un sistema de monitoreo constante que detecte posible escapes, explicó Temprano, quien abogó porque esta responsabilidad recaiga sobre los Estados ya que el periodo de almacenamiento superará la vida media de una empresa.

En opinión del director de CTR, las empresas incluirán esta alternativa "verde" en su estrategia cuando capturar y almacenar CO2 sea más barato que comprar derechos de emisión, lo que previsiblemente ocurrirá en el horizonte de 2020.

Por Ana Tuñas Matilla

Mostrar comentarios