La cocina estadounidense se mide con la francesa en la cena de Estado

  • Los "hot dogs" que comió el presidente de Francia, François Hollande, cuando visitó EE.UU. como estudiante ya no definen la cocina estadounidense. Eso intenta demostrar la Casa Blanca con el menú de la cena de Estado, todo un escaparate de una escena culinaria que presume de tener poco que envidiar a la francesa.

Lucía Leal

Washington, 11 feb.- Los "hot dogs" que comió el presidente de Francia, François Hollande, cuando visitó EE.UU. como estudiante ya no definen la cocina estadounidense. Eso intenta demostrar la Casa Blanca con el menú de la cena de Estado, todo un escaparate de una escena culinaria que presume de tener poco que envidiar a la francesa.

El caviar de Illinois, la carne de Colorado o el chocolate de Hawai integran el menú exclusivamente estadounidense de la cena de Estado, convertido en toda una reivindicación de que la gastronomía local dejó hace mucho tiempo de ser sinónimo de la "comida rápida".

"Tengo entendido que, en el primer viaje de François a EE.UU. como estudiante, viajó por todo el país estudiando la industria de la comida rápida. Michelle y yo tenemos muchas ganas de recibirle esta noche en la cena de Estado, con un tipo diferente de cocina estadounidense", dijo hoy Obama tras reunirse con Hollande.

Si en 1939 el expresidente de EE.UU. Franklin Delano Roosevelt no dudó en servir "hot dogs" en una cena de Estado para la reina Isabel de Inglaterra, hoy la Casa Blanca se esfuerza en mostrar un abanico de la riqueza culinaria del país, especialmente cuando el invitado de honor procede de una meca de la gastronomía como Francia.

Para ello, la chef Cris Comerford y el repostero William Yosses han seleccionado alimentos de los mejores productores y agricultores de todo el país, acompañados de una selección de vinos producidos en Estados Unidos por vinicultores franceses.

Para el primer plato se ha optado por caviar de Illinois, acompañado de huevos de Pensilvania y doce variedades de patatas procedentes de Nueva York, Idaho y California.

La ensalada, que vendrá servida en un gran cuenco de vidrio, constará de rábanos, pequeñas zanahorias y lechuga con una vinagreta de vino rojo y será un "tributo" a los cultivos de este invierno en el huerto de la primera dama.

El plato principal será carne de vacuno criado en una granja familiar de Greeley (Colorado), acompañada de queso azul de Vermont.

En cuanto al postre, se trata de un pastel de chocolate hawaiano combinado con mandarinas de Florida y helado de vainilla. Habrá, además, dulces típicos estadounidenses como el algodón de azúcar.

"El menú refleja el estado de la cocina estadounidense, con todas sus grandes aspiraciones y contradicciones: combina nuestra obsesión contemporánea por la recolección de ingredientes locales con nuestro tradicional amor por la carne roja", escribió hoy el crítico culinario Tim Carman en el diario the Washington Post.

Para servir de complemento, el Departamento de Estado también optó hoy por un menú local para agasajar a Hollande en un almuerzo de Estado, esta vez con platos típicos de Luisiana, un estado de marcadas raíces francesas.

La Casa Blanca asegura que ha "recorrido un largo camino" en su relación bilateral con Francia desde que en 2003 decidió cambiar el nombre de las "french fries" a las 'patatas de la libertad' (freedom fries); pero en el terreno culinario, EE.UU. parece más orgulloso que nunca de haberse independizado del eterno referente francés.

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