La confianza de los consumidores cae y retrocede hasta niveles de 2009


El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) español disminuyó en el mes de diciembre 5,4 puntos con respecto al mes anterior, situándose en los 64,6 puntos, un nivel hasta el que no bajaba desde el segundo trimestre de 2009.
Este índice, que elabora cada mes el Instituto de Crédito Oficial (ICO), revela que retrocedieron tanto el indicador parcial de situación actual (-4,7 puntos) como el de expectativas (-6,2 puntos).
De las seis preguntas con las que se construye el indicador, las cuestiones que experimentaron un descenso menor en diciembre fueron las referentes a la situación actual del empleo (-2,7 puntos) y de la economía del hogar (-4 puntos). Por el contrario, las expectativas sobre la economía española y su situación actual fueron los aspectos que más empeoraron. En relación con diciembre de 2009, se observa una caída de 10,1 puntos en el ICC, motivada por el descenso en 4,9 puntos en el indicador de situación actual y de 15,3 en el de expectativas.
En media del cuarto trimestre, el indicador de confianza cayó con respecto al trimestre anterior, así como sus dos indicadores parciales.
En conclusión, el ICC ha disminuido en diciembre por la peor opinión expresada por los consumidores en las seis cuestiones planteadas. No se consolida, por lo tanto, la subida del mes anterior, con lo que el indicador continúa mostrando fuerte volatilidad, influenciado probablemente por los episodios de tensión que han sucedido en torno a la economía española en los mercados internacionales.
Quizá por ello, los componentes que más descienden son los referidos a la economía del país, tanto en su situación actual como en las expectativas, mientras que las valoraciones y las perspectivas de los consumidores sobre su economía familiar, el ámbito para el que disponen de mayor información, son algo menos negativas.
Asimismo, los encuestados mostraron mayores expectativas inflacionistas en un contexto de incremento de los precios del petróleo y de anuncios de subidas de precios regulados (luz, gas, etcétera), lo que unido a su estado de ánimo general, redujo sus perspectivas de ahorro y, en menor medida, las de adquisición de bienes de consumo duradero.
Por todo ello, parece que los consumidores retrasan la consolidación de la recuperación económica general, como muestra la caída de las expectativas de subidas de tipos de interés, y apuntan a que en la última parte del año el consumo privado mantendrá una cierta atonía.

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