La crisis de la eurozona enfría menos de lo esperado el crecimiento alemán

Juan Palop

Berlín, 14 ago.- El agravamiento de la crisis de la deuda en la zona del euro enfrió el avance de la economía alemana en el segundo trimestre del año, que no obstante logró crecer ligeramente por encima de lo esperado.

La Oficina Federal de Estadística (Destatis) informó hoy de que el producto interior bruto (PIB) de la mayor economía europea repuntó entre abril y junio un 0,3 % en comparación con el primer trimestre, por debajo del 0,5 % que aumentó entre enero y marzo.

Sin embargo, la mayoría de economistas había pronosticado que Alemania iba a crecer en este período un 0,2 %, tras sobrestimar el lastre que supone su economía el empeoramiento de la coyuntura en el conjunto de la zona del euro.

Destatis explicó que los propulsores del crecimiento alemán fueron el consumo interno -tanto público como privado- y el sector exterior, tradicional puntal de su economía, donde las exportaciones volvieron a repuntar por encima del avance de las importaciones.

Las inversiones, en especial en bienes de equipo, tuvieron un aporte negativo al PIB, signo de desconfianza de los empresarios en el futuro, debido a las incertidumbres derivadas de la crisis.

De hecho, el índice de confianza de los empresarios alemanes que realiza el instituto Ifo volvió a caer en julio por tercer mes consecutivo, hasta los 103,3 puntos, su peor registro desde marzo de 2010.

Otros indicadores venían augurando en los últimos días que la locomotora alemana se estaba frenando, como la producción industrial y la cartera de pedidos, que cayeron un 0,9 % y un 1,7 % en junio -último mes disponible-, respectivamente.

Las crecientes incertidumbres sobre Europa y las especulaciones sobre nuevos rescates financieros llevaron a la agencia de calificación de riesgos Moody's a poner en "perspectiva negativa" la valoración de la deuda soberana alemana, que mantiene la nota máxima "Aaa".

No obstante, Alemania sigue rindiendo claramente por encima de las demás grandes economías de la zona del euro, ya que en el segundo trimestre Francia siguió estancada -por tercer trimestre consecutivo-, Italia decreció un 0,7 % y España retrocedió un 0,4 %.

El PIB de la zona del euro y de la Unión Europea (UE) se contrajo en este período un 0,2 %, informó hoy la oficina estadística comunitaria Eurostat.

La bolsa de Fráncfort recibió con cierta alegría la cifra alemana y su índice selectivo DAX 30 abrió con un alza del 0,9 %, que se consolidó a lo largo de la sesión gracias a la difusión de varios resultados empresariales.

El moderado optimismo que destilan estos datos coinciden con la vuelta al trabajo tras la pausa estival de la canciller Angela Merkel, que entra en su último año de legislatura con la crisis europea y la economía como principales temas de la agenda política.

La popularidad de la jefa del Gobierno alemán y de su partido, la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU), se encuentran en cotas máximas.

La CDU obtendría el 36 % de los sufragios de celebrarse elecciones ahora mismo y el 76 % de los alemanes considera que Merkel es una buena mujer de Estado, según el último estudio "DeutschlandTrend" que realiza Infratest Dimap para la cadena pública ARD.

No obstante, tanto la economía como la evolución de la crisis pueden dar disgustos a la canciller de cara a las próximas elecciones generales, que como muy tarde se celebrarán en octubre de 2013.

Varios expertos e institutos han estimado que la economía alemana, pese a sus buenos fundamentos fiscales y laborales, seguirá enfriándose en los próximos meses y el propio Ministerio de Economía admitió recientemente el riesgo de debilitamiento de la coyuntura en lo que resta de año.

El Centro para la Investigación Económica Europea (ZEW) anunció hoy que la confianza a medio plazo del inversor en la economía alemana bajó en agosto por cuarto mes consecutivo.

Además, el Tribunal Constitucional de Alemania tiene previsto pronunciarse sobre el fondo permanente de rescate, el MEDE, el próximo 12 de septiembre, y un fallo en su contra supondría un fuerte revés para la política europea de Merkel y para la hoja de ruta anticrisis de la zona del euro.