La reforma bancaria en R.Unido no ahuyentará a los bancos, según su impulsor

  • La reforma del sector bancario británico, que contempla una división de los negocios comercial y de inversión y un aumento de las reservas de capital frente a futuras crisis, no ahuyentará a los bancos de este país, dijo hoy el presidente de la comisión que recomendó los cambios, John Vickers.

Londres, 10 oct.- La reforma del sector bancario británico, que contempla una división de los negocios comercial y de inversión y un aumento de las reservas de capital frente a futuras crisis, no ahuyentará a los bancos de este país, dijo hoy el presidente de la comisión que recomendó los cambios, John Vickers.

En una declaración ante un grupo de diputados, Vickers, presidente de la Comisión independiente para la banca (IBC, por sus siglas en inglés), aseguró que es "poco probable" que las entidades decidan abandonar el Reino Unido por miedo a la reforma, que el Gobierno debe implementar como muy tarde en 2019.

Vickers dijo que no había recibido información o advertencias de ningún banco radicado en Reino Unido que estuviera estudiando trasladarse a otro lugar para eludir los cambios previstos en el sector bancario.

Paralelamente, el presidente subrayó que los clientes no deberían sentir de forma significativa el coste de aplicar la reforma, que se calcula entre 4.000 y 7.000 millones de libras (4.600 y 8.100 millones de euros).

Según Vickers, los usuarios deberían asumir alrededor de un 0,1 por ciento de ese coste e insistió en que "no hay razón para que tengan que pagar más como resultado de las propuestas".

Los gastos más altos afectarán al negocio de banca de inversión y no a la comercial, señaló, por lo que los bancos que sugieran a sus clientes, particulares o pequeñas empresas, que tendrán que asumir grandes costes, "deberán ser cuestionados".

El pasado 12 de septiembre, la IBC, instituida por el Gobierno en 2010 con el mandato de asegurar la viabilidad del sector bancario a largo plazo y mejorar la competencia, anunció su propuesta de reforma, que ha recibido el respaldo del Ejecutivo.

La principal recomendación es que, antes de 2019, las entidades deberán establecer un "anillo de protección" en torno a su negocio comercial (cuentas corrientes y de ahorro, hipotecas, préstamos a particulares y empresas, etc), que tendrá estatus legal propio y se gestionará de forma independiente a otras actividades más arriesgadas del banco, como las inversiones.

La Comisión también pide que la banca comercial tenga unas reservas de capital de calidad para afrontar posibles pérdidas de al menos el 10 %, mientras que los grandes grupos bancarios deben asegurar un fondo de absorción de entre el 17 y el 20 %.

La intención de estas medidas es minimizar la necesidad de futuras intervenciones estatales, al posibilitar que una parte del negocio -el de banca de inversión- pueda quebrar sin afectar a los depósitos de los clientes.

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