Isabel II no quiere intervenir en el debate de la independencia de Escocia. La razón: lo considera un tema a decidir por el propio pueblo, no ella. El palacio de Buckingham ha tomado así la decisión, sin precedentes,de salir al paso de varios parlamentariosque demandaban la opinión de la reina de Inglaterra sobre la independencia deEscocia.
Con un lenguaje especialmente severo, algo que, según algunos medios indica la irritación de la monarca, un portavoz de la reina aseguró que "la imparcialidad constitucional de la monarcaes un principio establecido de nuestra democracia y uno que la reina ha demostrado durante su reinado. Como tal,la reina está por encima de la políticay aquellos en los despachos políticos tienen que asegurarse de que esto permanece así", comunicó.
"Cualquier sugerencia de que la reina quisiera influir en el resultado del referéndum es categóricamente erróneo. Su Majestad tiene la firme visión de queesto es un tema a decidir por el pueblo de Escocia", aseveró.
David Cameron había sido presionado para que le pidiera a la reina de Inglaterra que apoyara la Unión, después de que se conocieraotra encuesta en la que se refleja un importante crecimientoa favor de la independenciaescocesa.
Parlamentarios conservadoreshabían sugerido que la reina intervenga, ya que esto "marcaría la diferencia". Se le ha sugerido al Primer Ministro también que su puesto de trabajo puede depender del resultado de este referéndum, que tendrá lugar el próximo 18 de septiembre.
El líder de los laboristas, Ed Miliband,perdería más de 40 parlamentarios siEscociavota por la independenciay también sería presionado para dimitir.
Este lunes, la libra esterlinabajó drásticamente a un mínimo de 10 mesesy el pánico crece el Westminster. Gordon Brown, exprimer ministro, prometió llevar a cabo nuevas reformas en Escocia en menos de seis semanas si el país vota para permancer en la unión.
Mientras, el duque de Cambridge dejó caer la preocupación de la familia real británica con la amenaza independentista, y, tras conocerse que tendrá un segundo hijo, afirmó quetodo el mundo debería centrarse en las "grandes noticias" del momento, en vez de prestar tanta atención al el nuevo embarazo de su esposa.
El 1977 la reina ya habló en contra de romper el reino diciendo que"entendía" las aspiraciones para mayores poderes, pero que "no puedo olvidar que fui coronada reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Tal vez este es un tiempo para recordar los beneficios que la unión nos ha dado, en el hogar y en nuestras relaciones internacionales, a todos los habitantes de todas las partes del Reino Unido".
En ese añotanto Escocia como Gales pidieron la creación de asambleas nacionales.Según un diputado toryconsultado por The Telegraph, la intervención de la reina podría marcar toda la diferencia.
Otro diputado laborista expresaba la misma idea "significaría algo para la gente de Inglaterra y Escocia. Sería bienvenido, no creo que sea inapropiado", aseguró Simon Danczuk.
Sin embargo, otras fuentes aseguraron queno sería probable que la reina se pronuncie sobre el tema. Cosa que finalmente ha sucedido.El académicoVernon Bogdanor, de la universidad deOxfordaseguró que, aunque no hay impedimento para que lo haga, tendría que hacerlo a petición deDavid Cameron.
"Le costaría hacerlo, porque siempre ha evitado la controversia y Cameron no querría avergonzarla (si se lo pidiese)", aseguró.
La monarca se encuentra en Balmoral, su residencia en Escocia, yno tiene actos públicos hasta después de que se celebre el referéndum, el 18 de septiembre.
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