“la violencia es el lenguaje que se habla en república centroafricana”, según misiones salesianas


El misionero salesiano Agustín Cuevas explicó este miércoles en Madrid la situación de caos que se vive en República Centroafricana y la ayuda que presta allí su orden. Desde marzo de 2013, el país vive inmerso en una situación de violencia y caos tras el golpe de Estado que llevó al poder a Michel Djtodia, líder de la guerrilla islamista de corte yihadista Seleka.
República Centroafricana es el segundo país más pobre del mundo. Tiene una población de unos 4,6 millones de habitantes, de los que “2,6 millones precisan ayuda humanitaria, 600.000 son desplazados internos y 400.000 refugiados en los países limítrofes. No hay escuelas ni sanidad pública, y unos 30.000 niños sufren hambruna”. Así resumió la situación que vive el país africano.
Cuevas está al frente de una parroquia en Galabadja, un barrio pobre de Bangui, capital de la República Centroafricana, que cuenta con “una escuela de primaria para 650 niños, maternidad y dispensario”, explicó el religioso. Asimismo, los salesianos tienen un liceo, escuela secundaria y centro de formación en Damala, otro barrio de la capital.
Entre ambas instalaciones, llegaron a refugiar a 65.000 personas el pasado mes de diciembre, cuando los enfrentamientos alcanzaron su momento más álgido. Actualmente acogen a 1.400 personas en Galabadja y a 5.000 en Damala. Para poder hacer frente a esas avalanchas humanas, “nos tuvimos que apoyar en la gente de alrededor, para organizar la seguridad y la vigilancia”. “El tema de la higiene era terrible, con miles de personas sin letrinas”, recordó Cuevas.
Las necesidades más urgentes actualmente en República Centroafricana son el alimento, “ya que la agricultura está paralizada”, las medicinas y la mortalidad neonatal. “Hay mucha malaria y diarrea, que causa muchos muertos entre la población infantil”, señaló el misionero, que reconoce que el país no está adoptando “más que algunas medidas preventivas” contra el ébola.
“Ahora la preocupación es por comer y salvar la vida, si (el ébola) llega aquí empezarán a preocuparse”, dijo el sacerdote con respecto a la epidemia que se ha desatado en varios países de África Occidental, entre ellos Guinea, Liberia y Sierra Leona.
PROBLEMA RELIGIOSO
Una de las causas del conflicto en República Centroafricana es el “abandono que sufría la zona norte del país, muy alejada de Bangui, lo que suponía falta de escuelas y hospitales”, explicó Cuevas. Eso llevó a los Seleka a organizarse y marchar hacia el sur, atacando a la población no musulmana.
La reacción de los anti-Balaka a estos ataques ha hecho que se considere que se trata de un conflicto religioso, porque “Michel Djotodia empezó a llamar a los anti-Balaka milicia cristiana, pero son grupos en su mayoría cristianos-animistas”. La mayoría de la población es cristiana en el país, y solo el 20 por ciento son musulmanes. A ellos se sumaron también otros grupos aprovechando la situación para saquear.
FIN DEL CONFLICTO
El salesiano Agustín Cuevas ve lejano el fin de este complejo conflicto, uno de los muchos que sacude el país desde la década de los sesenta del pasado siglo, cuando se independizó de Francia, país del que era colonia.
Para Cuevas, el fin de la violencia pasa por “el desarme, ya que de otro modo no habrá seguridad ni vida”. Para lograrlo, el religioso considera imprescindible “la ayuda internacional” e “incorporar a las unidades internacionales los militares centroafricanos de las Fuerzas Armadas Centroafricanas (FACA), que conocen el terreno”.
También sería necesario coordinar la ayuda sanitaria e internacional, reconstruir las muchas casas que se han quemado y, por último, impulsar la educación “para crear una nueva sociedad; de otro modo no se conseguirá nada”, subrayó el religioso.
Reconoce que será difícil, ya que “ahora mismo hay desmoralización, faltan criterios, horizontes y orientación para crear una sociedad estructurada y con las instituciones de cualquier país”, añadió el misionero.
“Algunos han propuesto que la ONU tome la tutela del país”, pero en opinión del religioso, eso es “algo impensable” y lo primero que hay que pensar es “cómo poner en pie a ese país que está en el caos".
En todo caso, el sacerdote anima a la solidaridad, “no solo a la curiosidad”. “Siempre se puede hacer algo desde el ámbito de cada uno. Nosotros lo hemos hecho atendiendo a los más abandonados, las viudas, los ancianos, los niños”, concluyó Cuevas.

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