Las cinco piezas que resuelven el puzzle de las cajas

La partida apenas acaba de comenzar. La dimisión de Juan Ramón Quintás como presidente de la Confederación de Cajas de Ahorros (CECA) es sólo la punta del iceberg que se esconde debajo de esta mar revuelta. Tanto hielo hará necesitamente resbalar muchos intereses y traerá más de una caída, porque detrás del espectáculo vivido el miércoles en el seno de la CECA hay sueltas muchas piezas, aunque todas converjan en el mismo punto: el futuro modelo del sector. Pero, para comprender los acontecimientos que vendrán en las próximas semanas, hay que tener en cinco puntos:

Los barones regionales: las cajas de ahorros son una de las armas más lucrativas que tienen los poderes regionales y provinciales para ejercer su poder. Sobre todo, en las entidades más pequeñas (aunque el espectáculo más atroz haya sido en la gigante Caja Madrid), donde la polítización es prácticamente una verdad revelada. De ahí que estos barones defiendan mantener el modelo actual y busquen por todos los medios esquivar fusiones que les hagan perder su sillón, leyes que les quiten poder, o nuevas fórmulas de financiación que conlleven una mayor profesionalización de las cajas.

Los intereses de Gobierno y oposición: El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, cada vez más sometido por la presión internacional para que reestructure el sector financiero, se ha comprometido a reformar la Ley de Cajas en el segundo semestre del año, una vez haya concluido el actual proceso de fusiones (aunque todavía está por ver que para entonces se haya cumplido este deber). Consciente del maremoto que supondrá abordar este cambio, quiere tener al frente de la CECA a un presidente de primer nivel y, sobre todo, que no responda intereses del partido contrario, léase, el PP. Esta formación, como el resto de grupos, tienen la misma inquietud, sólo que con el color contrario. Isidrio Fainé, presidente de La Caixa, satisface a todas las partes: catalán, ha sabido entenderse con nacionalistas, socialistas y populares. El otro gran presidente del sector, Rodrigo Rato, nuevo patrón de Caja Madrid, no puede presumir de lo mismo, aunque sólo sea porque se deben guardar las apariencias políticas.

La división de las cajas: Rato y Fainé, junto a Bancaja y CAM conforman el grupo de grandes entidades del sector, con permiso de Ibercaja, y sus intereses difieren de los defendidos por cajas más pequeñas. Esta brecha se dejó ver en el consejo de la CECA del miércoles, cuando las primeras defendieron aprovechar la reforma de la Ley de Cajas para abrirse a nuevas vías de financiación, como las cuotas participativas con derechos políticos.

La presión de los bancos: La revolución que está viviéndose en el sector de cajas desde que estalló la crisis financiera y se empezó a hablar de la necesidad de reestructurar el sector ha vuelto a ser aprovechado por los bancos para desempolvar su vieja petición de romper el estatus actual de las cajas, que cada vez les están robando más cuota de mercado (tienen el 50,75% de los depósitos y el 40,9% de los créditos a particulares). Con el argumento de poder competir en igualdad de condiciones, los bancos también están moviendo sus hilos para poder hacerse con el control de estas entidades, lo que exige previamente abrir la puerta a su privatización.

La reforma de la Ley de Cajas: Todos estos intereses convergen en la futura normativa de las cajas, cuya redacción definitiva determinará el modelo del sector. De ahí la importancia que tiene el nombre del nuevo presidente de la CECA: éste será la voz del sector, el interlocutor con el Gobierno y la pieza fundamental de las entidades a la hora de diseñar su futuro: más profesional y abierto a nuevas vías de financiación (sin llegar a la privatización) o similar al actual.