París.- La búsqueda de un diagnóstico común sobre la evaluación de los desequilibrios financieros globales, como un primer paso para ponerles coto mediante una reforma del sistema monetario internacional, serán el centro de la reunión ministerial del G20 que se celebra hoy y mañana en París.
La presidencia francesa se ha fijado como objetivo inmediato que los titulares de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de los 25 países participantes en este encuentro -incluidos España como "invitado permanente"- consensúen indicadores sobre esos desequilibrios.
La ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, explicó que esperaba conseguir negociar esos indicadores para el sábado, pero a falta de un acuerdo el borrador del comunicado final con el que han trabajado las delegaciones estos últimos días se limita a establecer que debe usarse un "número limitado" de indicadores, sin poder avanzar cuáles.
En ese mismo borrador, se constata que "aunque la mayoría de las economías avanzadas está experimentando un crecimiento modesto y persiste un alto desempleo, las economías emergentes están experimentando un crecimiento más robusto y algunas de ellas, signos de recalentamiento".
El G20 alude a riesgos por "las tensiones en los mercados de deuda soberana de las economías avanzadas", pero también por las presiones inflacionistas y los fuertes flujos de capital en dirección de algunos países emergentes que pueden generar "burbujas".
La presidencia francesa quiere convencer a ministros y gobernadores de que la mejor forma de conseguir "un crecimiento fuerte, equilibrado y sostenible" a escala global es la cooperación para combatir esas amenazas y que para atajar a largo plazo los desequilibrios hay que proceder a una reforma del sistema monetario internacional.
Lagarde, aunque dice no tener una idea preconcebida ni una sola receta, apuesta por "la transición" a un sistema basado "una canasta de divisas" internacionales que debería incorporar en particular el yuan chino.
La cuestión genera suspicacias por una parte en Washington, ante las consecuencias para la financiación de la economía estadounidense que podría tener la pérdida del peso hegemónico que hoy tiene el dólar como moneda de reserva.
Pero también en los países emergentes, como Brasil y China, acusados de mantener artificialmente baja la cotización de sus divisas -en el caso del real con restricciones a la entradas de capital, en el del yuan conservando la fijación del tipo de cambio- para beneficiar a sus exportadores.
El mayor reto en este punto es lograr un gesto de Pekín en el camino de una mayor flexibilización del tipo de cambio del yuan, pero dada la complejidad del asunto y la posición china hasta ahora, habrá que esperar tiempo para esperar avances, si es que se consiguen.
Francia se ha marcado otras dos prioridades durante su presidencia, la primera luchar contra la volatilidad de los precios de las materias primas, causantes estos últimos meses de las presiones inflacionistas que podrían conducir al recalentamiento de países emergentes como China, pero también causar problemas de abastecimiento alimentario en otros Estados más pobres.
La segunda es fijar una regulación financiera que proteja al sistema económico en su conjunto del riesgo de quiebras de carácter sistémico, lo que pasa por la aplicación armonizada de lo que ya se ha acordado en el seno del G20.
El inicio del encuentro de los ministros con una cena mañana estará precedido por una recepción por la tarde ofrecida por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que además aprovechará para hacer un discurso para entrar en materia.
Pero antes de todo eso, desde esta tarde los suplentes de los ministros y los gobernadores se reúnen para preparar el terreno y avanzar con un borrador por el momento falto de concreción.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios