Los nuevos vecinos de Strauss-Kahn: "D.S.K., no en mi patio"

El ex director gerente del FMI Dominique Strauss-Kahn ya se encuentra en una nueva residencia temporal en la avenida Broadway de Nueva York, pero está lejos de las luces de neón y los teatros que la hacen famosa. Con vigilancia armada y llevando un brazalete de seguridad en su tobillo, Strauss-Kahn está alojado en el extremo menos glamuroso de la avenida que atraviesa a Manhattan.

Está cerca de Wall Street y la Zona Cero de los atentados de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center, dentro del "anillo de acero" de seguridad de la ciudad, que incluye cámaras de vigilancia y una mayor presencia policial.

Acusado de intento de violación a una empleada de un hotel, Strauss-Kahn fue puesto en libertad bajo fianza el viernes, después de pasar cuatro noches bajo vigilancia para evitar suicidios en una celda de tres metros por cuatro en la peligrosa, ruidosa y difícil prisión Rikers Island de Nueva York. Strauss-Kahn ha negado los cargos y dimitió diciendo que luchará por limpiar su nombre.

Su nueva casa fue arreglada por una compañía privada de seguridad, y el ex ministro francés de Finanzas pagará por permanecer bajo vigilancia armada y supervisión electrónica las 24 horas, como parte de su acuerdo de fianza. Los fiscales han estimado que el coste de su seguridad alcanzaría los 200.000 dólares al mes.

El edificio en la esquina de Broadway y Rector Street está junto a la iglesia episcopal de la Trinidad.

Algunos residentes de la zona no estaban felices por tener a un vecino tan controvertido. Un hombre sostenía un letrero rosa que decía: "D.S.K. No en mi patio". "Con toda la prensa y la publicidad, va a ser difícil salir y entrar al edificio", dijo Debbie Tawil, una vecina, a los periodistas.

Strauss-Kahn, quien supervisó la economía mundial mientras estuvo al mando del Fondo Monetario Internacional, sólo puede salir de su apartamento para moverse por Manhattan cuando deba presentarse ante la corte, para reunirse con sus abogados, revisiones médicas y un servicio religioso semanal. Su estancia sería temporal, ya que su esposa y su defensa aún están buscando otro apartamento para alquilar.

El 6 de junio deberá presentarse ante el tribunal para dar su respuesta formal a los cargos. El inicio de un juicio podría tardar seis meses o más. Si es hallado culpable, podría ser condenado a hasta 25 años en prisión.