"Para nosotros es un mazazo"

El Mar Menor se ahoga y los pescadores claman: "Nadie quiere nuestros peces"

Los trabajadores de la zona muestran su preocupación por la situación que se vive en las aguas por las que surcan. Por ahora, las consecuencias se han trasladado a la caída de las ventas y, por ende, de los precios.

cofradía
El Mar Menor se ahoga y los pescadores claman: "Nadie quiere nuestros peces".
Agencia EFE

"No estamos comprando nada del Mar Menor", afirma al otro lado del teléfono la responsable de un restaurante que está situado en una pedanía a los pies de la zona afectada, "antes comprábamos todos los días, pero desde que ocurrió todo eso, hemos dejado de hacerlo". Estas afirmaciones reflejan la realidad que se lleva viviendo desde hace varios días en esta zona costera de Murcia, donde la principal conversación entre los vecinos gira en torno a "la falta de oxígeno en el Mar Menor". Esto ha provocado que cientos de negocios hayan optado por ponerle la cruz a los animales marinos que habitan esta zona marítima. En medio de esta tormenta, han aparecido ecologistas y políticos de ambos bandos para buscar responsables de este desastre natural que acumula cientos de pescados muertos que se amontonan entre la arena de las playas.

En medio de este clima de tensión están los pescadores: los agentes económicos que más están sufriendo la devaluación del pescado. Éste es su principal activo y supone un "mazazo" para sus negocios. Sin embargo, ellos no se achican ante estas circunstancias adversas y cada mañana hasta 80 embarcaciones parten en busca del pescado fresco que ofrecen las aguas del mar. "Nosotros vivimos del Mar Menor, todo lo que pasa aquí nos afecta", sostiene José Blaya, patrón mayor de la cofradía de San Pedro del Pinatar, al diario La Información. Él cree que esta falta de oxígeno se debe a "las altas temperaturas que estamos sufriendo" y rechaza que la contaminación sea la causa de este problema, como algunos están achacando.

Blaya se queja de que los pescadores son "siempre" lo que sufren y "los más perjudicados". Las ventas "han bajado" y, como consecuencia, el precio se ha reducido "hasta un 20%". Esto se ha debido a que "nadie quiere nuestros peces". Los pescadores, además, descartan que esta situación vaya a ser algo temporal fruto de una coyuntura,"nos va a afectar todo el año". "Esto no es cosa de una semana", dice el pescador, que prosigue, "las ventas ya no van a ser iguales, los precios se van a mantener bajos y acabarán reduciéndose a la mitad seguramente". 

Pero hay un peligro aún mayor: que se genere un rechazo hacia estos pescados que perdure. Algo que preocupa en la cofradía porque "entienden" que este problema se esta "alargando una barbaridad" y que está creando "una mala prensa con los peces del Mar Menor". Ellos defienden que todo lo que pescan está "en perfecto estado" y que el único problema ha sido el oxígeno, del que dicen que "ya está solucionado". Además, añaden que cada semana "hacen análisis a los peces" y que ninguno de ellos muestra ningún peligro para la salud pública. 

Pero sus proclamas a favor de los peces no están evitando los primeros daños colaterales para el sector: "Nuestro sueldo se va a reducir un 50% este año". Sin embargo, ninguno de los trabajadores se ha planteado todavía anclar su embarcación para volver a tierra de forma definitiva. Una razón de esto último se puede deber a que hasta hace muy poco -unas semanas atrás- la atmósfera que se respiraba en el sector era totalmente distinta ya que las cuotas (cantidad de peces que las autoridades dejan pescar) "estaban mejorando". Pero esa percepción de optimismo ha dado un giro radical y ahora sus preocupaciones no están en cuántos kilogramos de langostinos y quisquillas van a poder vender en la lonja, sino cuántos van a encontrar, porque "han muerto muchísimos".

La cofradía de San Pedro del Pinatar es la única que se está enfrentando a este problema ya que el resto de cofradías de la región, como la de Cartagena, aseguran que a ellos no les perjudica "en nada" porque "no pescamos ahí.". "El ambiente esta muy tenso e intento subir el ánimo", dice el patrón de la cofradía, que sentencia algo emocionado, "ojalá se pase este bache y vuelva todo a la normalidad". De momento, están "luchando" para solucionar una situación que, reconocen, les tiene con "incertidumbre".

Hoy, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, va a visitar el lugar afectado. En el día de ayer se conoció que no iban a declarar el Mar Menor como zona catastrófica, lo que provocó la ira de los gobernantes regionales. El Gobierno central ha contraatacado a este enfado acusándolos de ser los responsables del problema debido a su "inacción". Entre estas luchas partidistas, los pescadores se agarran esperanzados a una propuesta del Gobierno central, "a ver si ahora que viene la ministra nos da alguna solución y superamos este bache tan malo". Una solución que no debe ser vana porque de la pesca del Mar Menor penden de forma directa hasta 180 familias.

Mostrar comentarios