"Me gustaría vivir fuera de España por un tiempo, porque no veo que el paro juvenil esté dando un respiro"

"Mi plan de acción cuando llegué a Roma era quedarme un año, pero luego me di cuenta de que Italia es demasiado atractiva como para irse tan pronto, así que decidí quedarme. Además, vistas las perspectivas en España… hacía meses que pensaba que la única solución era quedarme o irme a alguna otra parte".

Sofía llegó a Roma a principios del 2012 con una beca de periodismo. Sabía que acabaría en la capital italiana un año antes de terminar la carrera, así que no le pilló por sorpresa. No fue una decisión desesperada por la crisis sino un golpe de suerte. Pero aclara "si me hubiera visto sin una beca en el extranjero al acabar mis estudios, me habría planteado siempre irme a cualquier parte porque la situación de los recién licenciados en España no pintaba, ni pinta aún, nada bien. Y menos aún en el sector periodístico, donde las plantillas se han visto reducidas notablemente estos años y los jóvenes periodistas se ven condenados a la precariedad".

Cuando finalizó el contrato, la agencia de información para la que trabajaba no se lo renovó, ya que llegaba un nuevo becario y no tenían necesidad. Aún así ella ya se había enamorado de la ciudad. Sabía que encontrar trabajo no sería coser y cantar, ya que la crisis se ceba con los jóvenes italianos igual que con los españoles. "Fue más mi empeño a seguir aquí lo que me movió, porque Italia no es un destino ideal para un licenciado que quiera encontrar un trabajo cualificado. Es más, diría que es aún más difícil encontrar trabajo por méritos propios y sin recomendaciones que en España", explica Sofía.

Así que se puso a ello. Y tras dos meses de buscar, encontró trabajo. "Es un sector alejado de mis intereses, pero espero encontrar antes o después algún trabajo cualificado, quizá fuera de Italia". Con lo que cobra se las apaña para vivir en una capital. Pero asegura que un poco justa. "Por suerte no soy muy consumista y optimizo la ropa que compro. La compra la hago en los descuentos, busco siempre las ofertas y mi único lujo es el material de montaña".

Cuenta que además el alquiler en Roma es más caro que en Madrid, porque hay menos líneas de metro y, por tanto, una menor oferta de pisos bien comunicados. Sofía paga 500 euros por una habitación individual en una zona bien situada. Aunque es verdad que se pueden encontrar habitaciones dobles más baratas. La lista de la compra es más cara y el ocio también.

En cuanto al idioma explica que, aunque siempre mantengamos nuestro acento español manejarte y hacerte entender con el italiano no es difícil, ya que castellano e italiano comparten muchas raíces. "Tras un par de cursos y un poco de lectura, puedes hablar más o menos bien. Eso si utilizar el italiano culto es harina de otro costal porque hace falta más tiempo y empeño, lógicamente".

No ha tenido problemas de adaptación con la cultura y la gente. Explica que se genera una simpatía espontánea porque casi todos los italianos han estado alguna vez en España, tienen amigos o familiares que viven allí y nuestro acento les resulta simpático.

A pesar de estar lejos de su ciudad y de sus personas, Sofía es feliz. Explica que la rutina es una cuestión de actitud. "Todo depende del día. De todas formas, tardo menos tiempo en coger un avión hasta casa desde aquí de lo que tardaba en cruzarme la península cuando me iba de vacaciones".

Y al igual que todos los jóvenes en su situación sus planes de futuro son inciertos. "Me gustaría vivir fuera de España por un tiempo porque no veo que el paro juvenil esté dando un respiro por allí. Por otra parte, creo que unos años en el extranjero te abren la mente como nada en este mundo y aprendes muchas cosas que te pueden resultar útiles el día de mañana".