Barcelona, 30 mar.- Facilitar la inserción laboral de las personas paradas de más de 45 años, en especial de aquellas que han trabajado como ejecutivos, directivos o técnicos, es la principal meta de la asociación Objetivo 50, que echa a andar en España siguiendo el modelo de sus "hermanas" en Francia e Italia.
La impulsora y presidenta de esta nueva asociación en España es Ana Quintillá, quien se quedó en paro hace aproximadamente un año y medio, tras 43 años cotizados y una larga experiencia en las áreas administrativa y comercial de diversas multinacionales.
Quintillá llevaba los últimos 26 años trabajando en una gran empresa farmacéutica cuando, en junio de 2011, le dieron la carta de despido. A día de hoy, y pese a su extenso currículum, su iniciativa y sus ganas de volver a trabajar, Quintillá, cumplidos los 60 años, sigue en situación de desempleo.
Sin embargo, Quintillá no se ha quedado todo este tiempo de brazos cruzados y ha creado una asociación que tiene como finalidad apoyar a las personas mayores de 45 años que, como ella, se ven en el paro tras toda una vida trabajando e incluso desarrollando cargos de responsabilidad.
Según explica a Efe Quintillá, este colectivo está sufriendo la crisis con especial incidencia, ya que está "marginado laboralmente", pese a todo lo que estas personas aún pueden aportar a las empresas.
"Tenemos un máster profesional a nuestras espaldas, somos gente responsable, con experiencia, y queremos que esto lo valoren las empresas, que no nos vean como viejos, sino como gente dinámica y con muchísimas ganas de trabajar", apunta la presidenta de la entidad.
Por ello, uno de los objetivos primordiales de esta asociación es conseguir la reactivación profesional de estas personas: su regreso al mercado laboral.
En este sentido, Objetivo 50 se ha puesto en contacto con patronales y con pymes, con el fin de crear una red de contactos directos con las empresas y ofrecerles los servicios de sus miembros a través de su base de datos de currículos.
"No somos ninguna agencia de colocación ni queremos serlo. Lo único que queremos es acercar este colectivo a las empresas, para que puedan coger el tren laboral", remarca Quintillá.
"No queremos intermediar para nada más que para facilitar a las compañías los currículos de nuestros asociados", añade.
Objetivo 50, que hace varios años que funciona en Francia e Italia con notable éxito, se dirige a un colectivo de parados muy concreto: el de personas que a lo largo de su experiencia profesional han desarrollado cargos de responsabilidad en trabajos de cuello blanco, es decir, aquellos que no son manuales.
"Queremos focalizar para ser más exigentes y eficientes", incide Quintillá.
Jefes comerciales, de área, contables o administrativos son algunos de los perfiles a los que se dirige esta asociación, que cuenta por ahora con una quincena de socios, que pagan una cuota anual de 35 euros.
Objetivo 50, sin embargo, quiere llegar a muchísima más gente: "Queremos tener más socios para tener más fuerza".
La entidad tiene su sede en Barcelona, aunque Quintillá remarca que su ámbito de trabajo es estatal y que ya hay otras sesenta personas interesadas en adherirse a ella.
Además de ejercer de puente entre los asociados y las empresas, Objetivo 50 ofrece información y orientación a sus miembros y, sobre todo, un gran apoyo moral a un colectivo que, a menudo, "llega anímicamente muy mal" a la asociación, ante las pocas expectativas de encontrar un nuevo trabajo a su edad.
"Por eso nuestro objetivo es también animar, levantar el ánimo de los socios en estos momentos tan críticos. En estas situaciones, el asociacionismo es imprescindible", subraya Quintillá.
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