“No ser ingeniero de Caminos no es un pecado”

  • Íñigo Meirás, nuevo consejero delegado de Ferrovial, coge las riendas en una era de cambios y de crisis en España, y en el mundo. Pero él es de los que no se arrugan ante ningún reto. Y, si no, que se lo pregunten a los británicos.
Alfonso Pérez / Juan Llobell | Capital

Entrevista completa: www.capital.es

No hay mañana que Iñigo Meirás no se calce las zapatillas de correr antes de acudir a las oficinas de Ferrovial y siempre que puede se apunta a competir en carreras populares. “Llevo ya14 maratones en distintos lugares del mundo, y ahora estoy preparando el de Londres, el último domingo de abril, con la ilusión de terminar en menos de cuatro horas”, comenta el nuevo consejero delegado del grupo de infraestructuras.

El ejecutivo –que, por cierto, no es ingeniero de Caminos, como dicta la tradición, sino abogado– es de los que piensan que esta exigente disciplina deportiva guarda muchas similitudes con el mundo empresarial: infunde carácter, exige alto grado de voluntad, perseverancia, tenacidad, estabilidad emocional... Y también tiene paralelismos con el oficio de vivir. “Buena parte de cómo enfoco la vida lo he aprendido en el deporte”.

P: ¿Qué lecciones empresariales extrae de la maratón?

R: Me ha enseñado a ser capaz de marcarme un objetivo, a luchar por él y a aguantar el sufrimiento por el placer que me proporciona superarme a mí mismo. Me gusta, de alguna forma, calibrar mis propios límites. La maratón tiene también mucho de preparación y de planificación, pero mucho de conocerse a sí mismo y saber hasta dónde eres capaz de llegar. En ese sentido, creo que uno debe ser consciente de sus limitaciones, de sus ventajas, y desarrollar su trabajo de la mejor manera posible.

Trabajador incansable es de los que no deja pasar ningún tren. “Se me han puesto muchos retos por delante y reconozco que a algunos me presenté voluntario. En determinadas ocasiones, hay que ser un poco valiente en tu vida profesional y confiar en tus capacidades”, sostiene. Dos actitudes que le han aupado, a sus 46 años, a la cima del mayor grupo de infraestructuras del mundo. Un imperio de 12.000 millones de facturación que está en medio centenar de países y posee desde aeropuertos como el londinense de Heathrow a constructoras en Europa del Este o autopistas en Toronto y Texas.

P: ¿Vuelven a adoptar una posición compradora?

R: Más que compradora, diría inversora. Quizás hemos levantado un poco el pie del acelerador en los últimos años y queremos volver a invertir. Pensamos que hay muchas y buenas oportunidades en el mercado que se pueden aprovechar. Y bajo ese enfoque, lo razonable es que generes la caja necesaria para afrontar esos nuevos proyectos.

P: ¿Irán de compras a los países emergentes?

R: Como inversores a largo plazo en infraestructuras, donde los periodos de maduración son superiores a una década, seguimos prefiriendo mercados como EEUU, donde van a surgir muchas oportunidades (en Texas ha ganado dos autopistas con una inversión superior a los 4.000 millones de euros). Por el contrario, en el campo de los servicios sí nos planteamos la entrada en esos países. De hecho, tenemos operaciones en Brasil a través de Swissport (la filial de handling aeroportuario).

P: A primera vista, uno se pregunta qué hace un abogado reinando en un mundo de ingenieros de Caminos. ¿Soplan nuevos vientos?

R: Creo que sí. Si Ferrovial siguiese siendo un grupo en un 90% constructor, lo razonable sería que el consejero delegado fuera un ingeniero de Caminos. Pero hoy en día, es un grupo muy grande, donde hay otros dos negocios (servicios e infraestructuras) que tienen un peso comparable al de la construcción. Y que son tan estratégicos como éste. Eso abre oportunidades a gente que tiene otra formación. Además, no ser ingeniero de Caminos no es un pecado (sentencia entre risas).

Pero llegar a la cúspide no ha sido fácil. Ha sido una carrera de fondo, larga, esforzada, con ritmo. Y en la que no ha tenido liebres: empezó muy atrás en el pelotón, entre la multitudde aficionados. Huérfano de padre cuando era sólo un adolescente, tuvo que trabajar vendiendo al público en El Corte Inglés para financiarse sus estudios de Derecho.En el grupo de distribución, perfeccionó ese don de gentes que tanto le ha ayudado en su vida profesional. “Aprendí la importancia del trato con la gente, de conectar con el público, de escucharles y saber ofrecerles lo que buscan”, afirma.

Los siguientes kilómetros transcurrieron por Continente y Holcim, hasta que en 1992 se incorporó a Ferrovial. Su primera tarea en la casa fue crear una dirección, por entonces defuturo, para desarrollar negocios al margen de la construcción. Comenzaba la diversificación que le llevaría a liderar posteriormente los negocios de concesiones, servicios y aeropuertos.

El presidente y primer accionista de Ferrovial, Rafael del Pino, le ha ido encargando misiones especiales de las que ha salido siempre airoso y con marcas extraordinarias: Aqualand, Ausol, autopistas chilenas, Amey, Cespa, BAA...Pero este madridista de cuna, que procura no perderse un partido en el Santiago Bernabéu, se quita mérito:“Es un error pensar que los proyectos y los problemas los resuelves tú solo”.

P: Entonces, ¿dónde está la clave?

R: No hay una fórmula mágica. Tienes que saber dónde está el problema y rodearte de gente que te ayude a gestionarlos. Lo primero de lo que me preocupo siempre es de saber con qué equipo cuento, ver si es el adecuado y no tardar mucho en hacer los cambios necesarios.

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