Batet aparca la guerra al absentismo: no tocará la nómina a funcionarios de baja

  • La ministra de Función Pública se compromete a reinstaurar el derecho de los empleados públicos a cobrar su sueldo íntegro desde el primer día de baja
Fotografía Meritxel Batet y Pedro Sánchez
Fotografía Meritxel Batet y Pedro Sánchez

Dos años de pelea con los sindicatos de Función Pública para conseguir un plan común contra el absentismo en la Administración no han resistido más que un mes de Gobierno socialista. En vísperas de su primera reunión formal con los sindicatos de funcionarios, la ministra de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet, ha querido 'trabajarse' el buen tono del encuentro con una concesión muy esperada por el ala sindical: el Gobierno reinstaurará el estado de cosas anterior a 2012 y permitirá que los funcionarios de baja por incapacidad temporal perciban el 100% de su sueldo desde el primer día de baja.

El Ejecutivo socialista pone fin así, seis años después, al esquema implantado en plena era de ajustes presupuestarios por el Gobierno de Mariano Rajoy y en virtud del cual la Administración detraía la mitad del sueldo de los funcionarios desde el primer día de baja médica hasta el tercero, y un 25% entre el cuarto y el vigésimo día. Una medida que en su día se justificó como una fórmula de control del absentismo, pero cuyo objetivo real era reducir la factura de los costes de personal.

La ministra ha anunciado este miércoles durante una comparecencia parlamentaria para explicar los principales objetivos de su Departamento el "inmediato restablecimiento" del esquema anterior al año 2012, cuya recuperación ha considerado una cuestión "de justicia".

En realidad, el asunto ya se había encauzado en el acuerdo para la mejora de las condiciones de los empleados públicos firmado por el Gobierno del PP y los sindicatos de funcionarios el pasado mes de noviembre, entre cuyas disposiciones figuraba la recuperación de la bonificación que se aplicaba a los funcionarios de baja por enfermedad y que les permitía percibir la totalidad de su sueldo pese a ausentarse de su puesto en los procesos de incapacidad temporal. 

Antes de 2012 un funcionario con una gripe o un virus estomacal podía ausentarse de su puesto durante uno o dos días sin necesidad de justificante médico y sin perder un euro de su salario. Después de la reforma del Gobierno del PP, en esa misma situación ese funcionario perdía un 50% de su salario de esos dos días.

Recuperación condicionada a la lucha contra el absentismo

El matiz era que el Ministerio de Hacienda - que entonces tenía las competencias de regulación de la Función Pública, hoy en Política Territorial - pretendía una reinstauración condicionada del esquema anterior al año 2012. En concreto, el Gobierno del Partido Popular  vinculaba el abono del 100% del sueldo desde el primer día de baja a la acreditación fehaciente del motivo de la baja, para evitar que esta mayor flexibilidad fuera una llamada a un mayor absentismo.

La intención de Hacienda era dejar bien claro que para recibir esta bonificación el empleado debería justificar convenientemente su ausencia. Montoro no estaba dispuesto a volver al sistema anterior a 2012 en el que, en muchas unidades de la Administración, bastaba una llamada informativa a primera hora de la mañana para justificar una ausencia. Quería que ésta estuviera suficientemente acreditada con un justificante médico, y si no es así mantener la reducción prevista.

Es más, la idea del anterior equipo de Hacienda era desarrollar un diagnóstico conjunto con los sindicatos para distinguir entre lo que la anterior responsable de Función Pública denominaba 'absentismo bueno' y 'absentismo malo'. El primero tendría derecho a bonificación, las causas asociadas al segundo, no.

Los sindicatos, por su parte, demandaban más flexibilidad, con el argumento de que no siempre una persona que está enferma tiene la presencia de ánimo o incluso la capacidad para ir al ambulatorio a que le justifiquen la baja. Y aquí creen que el asunto se puede resolver de varias formas. Bien habilitando otros medios de prueba que no exijan el desplazamiento físico del empleado enfermo al centro médico o bien recuperando los 'malosos', esos cuatro días de gracia - también eliminados en la era de los recortes - que vienen a reconocer tácitamente la normalidad de que una persona falte algún que otro día al trabajo por una situación de malestar físico.

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