El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, mantuvieron ayer una reunión a puerta cerrada en la Casa Blanca para tratar de acercar posturas tras la controversia generada por las intenciones de Israel de construir 1.600 nuevas viviendas en Jerusalén Este.
Ambos dirigentes se reunieron en el despacho oval por espacio de 90 minutos, tras los cuales no realizaron ninguna declaración ante los medios. Fue una reunión de perfil bajo que contrasta con las que se suelen producir cuando un líder israelí visita Washington.
El encuentro estuvo precedido también por las declaraciones efectuadas el lunes por Netanyahu ante un importante 'lobby' judío de Estados Unidos, en las que aseguró que no cumpliría con las exigencias de la comunidad internacional y seguiría levantando nuevas edificaciones en los territorios palestinos ocupados de Jerusalén.
Coincidiendo con la reunión, la prensa israelí informó que el Ayuntamiento de Jerusalén ha autorizado definitivamente la construcción de 20 nuevas viviendas en el solar que ocupa el antiguo hotel Shepherd, en la zona palestina ocupada de la ciudad.
Horas antes de reunirse con Obama, Netanyahu dijo a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que el regreso de Israel a las conversaciones de paz de Oriente Próximo se podría retrasar durante otros doce meses, a no ser que la Autoridad Palestina dejara de reivindicar la congelación de todos los asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este.
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